La Asamblea del Año XIII declara Fiesta Cívica el 25 de Mayo
También conocida como la Asamblea General Constituyente y Soberana del Año 1813, fue un congreso de diputados de las Provincias Unidas del Río de la Plata convocado por el Segundo Triunvirato, que sesionó en Buenos Aires desde el 31 de enero de 1813 hasta el 26 de enero de 1815.
Sus objetivos eran que los representantes de los pueblos libres reconocieran la soberanía del pueblo, proclamaran la independencia de las Provincias Unidas y redactaran una constitución que definiese el sistema institucional del nuevo estado; y si bien estas dos últimas finalidades no se cumplieron, la asamblea estableció una importante cantidad de reformas en las instituciones rioplatenses.
En la sesión del día miércoles 05 de mayo de 1813 se destaca:
“Es un deber de los hombres libres inmortalizar el día del nacimiento de la patria, y recordar al pueblo venidero el feliz momento en que el brazo de los más intrépidos quebró el ídolo y derribó el altar de la tiranía. A este fin se ha acordado con presencia de una nota remitida por el Poder Ejecutivo la siguiente Ley:
La Asamblea general declara el día 25 de mayo, día de fiesta cívica, en cuya memoria deberán celebrarse anualmente en todo el territorio de las provincias unidas del Río de la Plata, cierta clase de fiestas que deberán llamarse FIESTAS MAYAS y se determinarán con oportunidad.-
Firmado: Juan Larrea, presidente.- Hipólito Vieytes, secretario.-
En el acto se nombró una comisión para que presentase un proyecto de fiestas nacionales, y recayó el nombramiento en los ciudadanos José Ugarteche, Pedro Pablo Vidal, Carlos de Alvear.
Fiestas mayas:
mayo, ya. Adjetivo. Argentina. Se dice de todo acontecimiento relacionado con la Revolución de Mayo (1810). Gesta maya. Usado predominantemente como modificador de sustantivos femeninos. // fiesta maya. Construcción sustantiva. Argentina. Celebración anual de la Semana de Mayo (1810). Usado predominantemente en plural. Documentación: 1813.
Qué son las FIESTAS MAYAS:
Un 5 de Mayo de 1813 la Asamblea reunida en Buenos Aires declara Fiesta Cívica al 25 de mayo y establecieron las Fiestas Mayas, que durante años fueron uno de los grandes acontecimientos populares de Buenos Aires.
La ciudad era apenas una aldea donde no sobran los entretenimientos. No había mucho para elegir además de las corridas de toros, las carreras de sortijas y la riña de gallos.
Otras opciones eran los paseos a caballo y las tertulias familiares en las que se bailaba y se escuchaba música. Por eso en ese clima de monotonía, las fiestas mayas, dedicadas a recordar la Revolución, tenían un éxito extraordinario.
Se prolongaban del 23 al 26 y, según contaban JOSE WILDE, médico y escritor nacido en 1813 que fue testigo de los festejos desde su infancia, todo el pueblo participaba y durante ese periodo no se producían robos ni desordenes.
Las actividades oficiales incluían el tedeum y la formación militar en la plaza de la Victoria, hoy PLAZA DE MAYO.
Pero además, había una nutrida lista de diversiones populares en la que los chicos eran protagonistas especiales: por ejemplo las danzas, grupos de niños y niñas iban vestidos cuidadosamente de celeste y blanco.
Se elegía a una niña por su belleza y se la transportaba en un carro adornado en forma fantástica y tirado por hombres disfrazados de tigres y leones, las danzas seguían el recorrido hasta llegar a la plaza, donde se bailaba sobre un tablado.
Los funcionarios del gobierno tenían un palco y los personajes distinguidos disfrutaban de una comida de etiqueta servida en el cabildo. También había rifas, competencias para trepar sobre el palo enjabonado y calesitas para los más pequeños.
La fiesta no paraba, de noche, que era el momento de los fuegos artificiales, favorito de los porteños. Las crónicas señalan que esos fuegos provocaron repetidas tragedias con muchas víctimas fatales.
Los niños, y especialmente los de las escuelas de la Patria, se reunían, como también hoy se acostumbra al pie de la pirámide, a saludar el sol glorioso del 25 de Mayo entonando el Himno Nacional; y a propósito de esta bella inspiración, reproducimos lo que a su respecto leemos en la Revista de Buenos Aires; dice así:
*** Siendo el doctor don Vicente López y Planes, miembro de la Asamblea General Constituyente del Río de la Plata, se le comisionó para proyectar un Himno Nacional, habiendo obtenido al efecto todos los votos menos 3 o 4 que hubo a favor de Fr. Cayetano Rodríguez; fue presentado por aquél, el grandioso canto que empieza:
Oíd, mortales, el grito sagrado
libertad, libertad, libertad…