El 1º de mayo es reconocido en casi todos los países del mundo como el Día del Trabajador. En esta fecha se recuerda a los trabajadores de Chicago, Estados Unidos, que en 1886 iniciaron una gigantesca huelga para conseguir una jornada laboral de ocho horas. A continuación les contamos como fue la historia.
Hacia 1874, la idea de llevar a cabo acciones para conseguir una jornada de trabajo de ocho horas comenzó a extenderse desde distintos lugares y sectores de Estados Unidos. Los pioneros en reaccionar fueron los obreros ferroviarios, quienes llevaron a cabo una huelga que por semanas involucró a 17 estados. Al poco tiempo se fueron sumando varias otras organizaciones, creándose en 1881 la Federación Americana del Trabajo (American Federation Labor, AFL), heredera de la anterior Federación de Gremios y Sindicatos. Esta nueva Federación reiteró la petición de las ocho horas en sus congresos de 1882 y 1883, exigiéndole incluso al Presidente de los Estados Unidos que promulgara una ley nacional al respecto. También solicitaron el pronunciamiento de los partidos Demócratas y Republicano sin ningún resultado. Ante el fracaso de las gestiones, los trabajadores comenzaron a buscar nuevos caminos.
El presidente de los Estados Unidos promulga la Ley Ingersoll, que establecía ocho horas de trabajo diarias. Sin embargo, esto no fue acatado, y las organizaciones laborales y sindicales de USA empezaron a luchar por su cumplimiento. Los obreros elevaron sus voces: -¡A partir de hoy, sólo ocho horas diarias; ni una más! Paralizaron el país y progresivamente, los distintos estados se fueron uniendo.
Mientras tanto, los trabajadores de la fábrica McCormick tenían más de dos meses enfrentados a sus patronos, y finalmente chocaron de forma violenta. Estaban en pleno mitin en una plaza cuando la policía recibió órdenes de dispersar a los asistentes y de pronto, una bomba estalló cerca de las fuerzas policiales, con un saldo de seis policías muertos.
Estos enardecieron más a la policía que atacó, con un resultado de 38 muertos y 115 heridos. Algunos dirigentes fueron condenados a muerte. Finalmente, se toma la decisión de que todos los 1º de Mayo paralizarían sus actividades los obreros del mundo. Así quedó instituido el Día del Trabajador.
Por acuerdo del Congreso de la Primera Internacional celebrado en Ginebra, Suiza, el 3 de septiembre de 1886 se resolvió que, a partir del año 1887 fuera celebrado cada 1º de mayo, el Día del Trabajo, en recuerdo de los «Mártires de Chicago» asesinados por las fuerzas policiales cuando solicitaban la implantación de la jornada de trabajo de ocho horas, el derecho de huelga, la libertad de reunión y expresión y el derecho a una vida más humana y justa al través de mejores salarios.
Mientras tanto, en Argentina, el día del trabajador se conmemora desde fines del siglo XIX. El primer acto se realizó en 1890, en el Prado Español de Buenos Aires, y contó con la participación de numerosos movimientos obreros, integrados en su mayoría por inmigrantes alemanes, italianos, españoles y portugueses.