Biografía:
Llegó al mundo tan sólo un año antes de la Anarquía del ’20, en el seno de una familia económicamente acomodada, el día 26 de junio de 1819 en Buenos Aires. Aunque poco reconocida en vida y aún bastante desconocida en Argentina a pesar de que muchas escuelas llevan su nombre, fue una escritora, traductora, periodista, maestra y precursora del feminismo en Argentina, Uruguay y Brasil.
Su padre era un ingeniero español que trabajaba para el gobierno argentino haciendo puentes y canales y que defendía las ideas de la Revolución de Mayo. Gracias al trabajo de su padre conoció desde pequeña a hombres cultos y escuchó discusiones sobre el destino del país.
Aprendió muy pronto a leer y a escribir y disfrutó de ello durante toda su vida. Fue a una de las primeras escuelas solo para niñas de la ciudad de Buenos Aires, pero se aburría porque no le gustaba cómo enseñaban y a veces la suspendían por no saber de memoria el alfabeto, a pesar de que devoraba los libros por su interés por aprender.
Esta circunstancia no le supuso ningún trauma y Juana siguió estudiando por su cuenta, de manera autodidacta, hasta el punto de que a los 14 años tradujo del francés dos libros que su padre hizo imprimir. También estudiaba música y escribía poemas que publicaba a veces en los periódicos.
Siempre fue muy independiente y participaba en reuniones con escritores en las que conversaba con ellos de igual a igual en un tiempo en el que las mujeres debían ser sumisas y obedecer primero a sus padres y luego a sus maridos. En aquella época las mujeres vivían prácticamente encerradas en sus casas, cuidando a sus hijos, y, como mucho, realizando labores domésticas o tocando el piano si eran de familias adineradas.
Cuando Juan Manuel de Rosas comenzó a gobernar en Buenos Aires, la familia Manso huyó a Montevideo y todos sus bienes fueron confiscados por el gobierno. A partir de ese momento comenzó un largo peregrinaje siempre acompañado por la pobreza. Primero fueron en Montevideo y luego a Río de Janeiro.
En Montevideo, y para ayudar a su familia, comenzó en su propia casa una escuela para niñas. Tenía 22 años y quería experimentar con nuevos métodos de enseñanza. En esa época continuó reuniéndose con otros escritores exiliados y publicando poemas en los periódicos. Sin embargo, cuando Rosas pactó con el gobierno de Montevideo, ella y su familia se dirigieron a Brasil, donde Juana dio clases particulares de español y francés y se inscribió en el Conservatorio de Arte Dramático.
Allí conoció a un joven violinista portugués del que se enamoró y con quien se casó a los tres meses de conocerse. Con él tuvo dos hijas, Eulalia y Herminia, antes de que huyera a Portugal con otra mujer.
Juana Manso de Noronha comenzó a escribir letras de música y su novela «Misterios del Plata». Se enamoró de Cuba, de su paisaje y de su gente, pero de nuevo regresaron a Brasil, donde dictó clases de idiomas a las familias acomodadas.
Entre 1852 y 1854 dirigió en Brasil «O Journal das Senhoras», el primer periódico de Latinoamérica destinado al público femenino. En 1854 funda en Buenos Aires Álbum de Señoritas, muy similar al diario brasileño, ya que en ambos la temática se centraba en la moda, la literatura y el teatro.
En los diarios expuso sus ideas de igualdad de la mujer y de la educación popular. Juana trajo nuevas ideas y experiencias que pensaba que podían servir para sentar las bases de una sociedad más justa, pero lamentablemente no fue así y la recibieron como a una extraña y desconocida cuando regresó a Buenos Aires.
En su novela «La familia del comendador» explicó su postura contra la esclavitud, pero su país siguió ignorándola y tomó sus palabras como un escándalo, aunque afortunadamente conoció a Domingo Faustino Sarmiento, que la respaldó nombrándola directora de una escuela para niños y niñas. Se hicieron amigos, compartieron ideas, sueños y un carácter fuerte que no se detenía frente a las adversidades.
Desde entonces se dedicó totalmente a la educación: enseñó, dirigió una escuela para ambos sexos, desarrolló nuevos planes de estudio en varias escuelas, supervisó y mejoró la labor de los maestros, promovió la creación de jardines de infantes, creó bibliotecas populares, ofreció charlas, tradujo obras de educación y escribió el primer libro de lectura de historia argentina para escuelas: el Compendio de la historia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. También dirigió los «Anales de Educación Común», publicación creada por Sarmiento para el fomento de la educación.
A pesar de su trabajo a favor de los más desfavorecidos, continuó siendo una incomprendida, y a veces hasta le impedían con gritos y piedras dar sus conferencias llamándola “Juana la loca”.
Proclamó que la desigualdad se remediaba con educación para todos. Criticó a los gobiernos por no invertir en educación y reclamó derechos para la mujer y los niños. También exigió libertad religiosa, matrimonio civil y protección para los pueblos originarios.
Cansada de tanta batalla, fallecería con apenas 55 años, el 24 de abril de 1875. La recordamos con una frase de su sello: la defensa de la mujer.
«Quiero probar que la inteligencia de la mujer, lejos de ser un absurdo o un defecto, un crimen o un desatino, es su mejor adorno, es la verdadera fuente de su virtud y de la felicidad doméstica. La sociedad es el hombre: él solo ha escrito las leyes de los pueblos, sus códigos; por consiguiente, ha reservado toda la supremacía para sí; el círculo que traza en derredor de la mujer es estrecho inultrapasable (sic), lo que en ella clasifica de crimen, en él lo atribuye a la debilidad humana; de manera que, aislada la mujer en medio de su propia familia, de aquella de que dios la hizo parte integrante, segregada de todas las cuestiones vitales de la humanidad por considerarse la fracción más débil, son con todo obligadas a ser ellas las fuertes y ellos en punto a tentaciones, son la fragilidad individualizada en el hombre.» Juana Manso
Murió sin honores y en la pobreza el día 24 de abril de 1875, Buenos Aires. A pesar de sentirse débil y estar enferma siguió enseñando a leer y a escribir a los niños que vivían en su humilde barrio hasta sus últimos días. Para entonces se había convertido al protestantismo y, antes de morir, le pidieron que renegase de su fe para poder ser enterrada en el cementerio local, pero no lo hizo y fue enterrada en el cementerio inglés con la siguiente leyenda: “Aquí yace una argentina que, en medio de la noche de la indiferencia que envolvía a la patria, prefirió ser enterrada entre extranjeros antes que profanar el santuario de su conciencia”. En 1915, sus restos fueron depositados en el Panteón del Magisterio, en el cementerio de la Chacarita.
Ella era la mujer de quien Sarmiento dijera que: “fue la única en su sexo que ha comprendido que bajo el humilde empleo del maestro está el sacerdocio de la libertad y de la civilización”, una Maestra ejemplar y una defensora infatigable de los derechos de la mujer argentina.
“Conozco que la época en que vivo soy en mi país un alma huérfana o una planta exótica que no se puede aclimatar”.
Juana Manso, Carta a Mary Mann, 1869.
“Una triste experiencia tenemos, de cuanto es importante, derramar la ilustración de las masas, si hubiese sido ese primer paso después de Mayo 1810, y si se hubiese roto de lleno con las tradiciones del pasado para emancipar la razón como se habían emancipado todos los hombres, tal vez que ni tanta sangre habría empapado estas tierras; ni tantas lágrimas habrían corrido.”
Juana Manso, Álbum de Señoritas, Nro. 2, 8 de enero de 1854.
SUS MEJORES FRASES:
- «La educación debe ser costeada por todos y para todos».
- «La escuela es el secreto de la prosperidad de los jóvenes».
- «Graduemos las escuela en: primarias y elementales, ensanchemos el círculo de las nociones y de las materias de la enseñanza y convenzámonos de que deben dividirse esas mismas materias en relación a las facultades requeridas para su comprensión».
- «Inútil es decir a los hombres: sois libres sino se les enseña a serlo».
- «Quiero y he de probar que la inteligencia de la mujer, lejos de ser un absurdo o un defecto, un crimen o un desatino, es su mejor adorno, es la verdadera fuente de su virtud y de la felicidad doméstica porque Dios no es contradictorio en sus obras y cuando formó al alma humana, no le dio sexo».
- «¡Todo le quitáis a la mujer! Todo lo que puede caber en la misión grandiosa de la inteligencia, donde toman parte la sensibilidad y la voluntad libre, pero halagáis su vanidad, la incitáis el amor al lujo, a los tocados; ciegos idólatras de su belleza, sois el incentivo funesto de la corrupción, porque ¿si no sabe lo que es su alma, qué le importa venderla por un puñado de alfileres de oro?».
- «Rodéame la indiferencia y persisto; brisas glaciales se ciernen sobre mi cabeza y persisto; acaso la perseverancia de un apostolado que se desecha por inútil será la sola memoria que dejaré a mi patria».
- «Cada uno es lo que es y no lo que debiera ser».
~ Juana Manso ~
Obras:
- (1834) El egoísmo y la amistad o los efectos del orgullo. Juana Manso, Montevideo, Uruguay
- (1844) Una armonía. Juana Manso, Montevideo, Uruguay
- (1852). Álbum de Señoritas. Buenos Aires: Imprenta Americana.
- (1854). La familia del comendador. novela original. Buenos Aires: N.p.
- (1862). Compendio de la historia de Las Provincias Unidas del Río de la Plata: desde su descubrimiento hasta la declaración de su independencia el 9 de julio de 1816. Buenos Aires: Imprenta y Literatura a vapor de Berenheim y Boneo.
- (1870). Escuelas dominicales (de la comunidad americana). Buenos Aires.
- (1899). Los misterios del Plata. Juana Manso, Montevideo, Uruguay
- (1924). Manso, de Noronha Juana Paula, y Múñiz R. I. López. Los misterios del Plata … edición prologada y corregida por D. Ricardo Isidro López Múñiz. Buenos Aires.
Podemos leer una extensa biografia dedicada a la vida y obra en la siguiente web
Link: Juana P. Manso