Los resultados de la segunda prueba del año mostraron avances significativos en el el nivel de fluidez lectora y comprensión de textos; consiste en tres evaluaciones y 50 intervenciones durante el ciclo lectivo.
A partir del actual ciclo lectivo, los alumnos de tercer grado de todas las escuelas primarias públicas de la ciudad aprenden a leer con un nuevo método de enseñanza llamado “Programa de Fluidez y Comprensión lectora”, inspirado en el modelo mendocino y en un proyecto ideado por del exministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich.
El programa, que llega a 26.000 estudiantes, consiste en evaluar la fluidez y comprensión lectora de los chicos de tercer grado en tres momentos del año: abril, julio y noviembre para generar un diagnóstico individual del nivel de lectocomprensión con el que inician, promedian y finalizan el ciclo. “En la primera prueba se les da un texto que no conocen, lo leen en voz alta y luego el o la docente les hace preguntas sobre el texto. Lo mismo se repite en las siguientes dos pruebas, con textos diferentes que van aumentando su dificultad”, explicó Lorena Landeo, coordinadora de Evaluación del gobierno porteño.
Sin embargo, la ministra de Educación de la ciudad, Soledad Acuña, dijo que la riqueza del programa está en lo que pasa entre toma y toma, que son 50 intervenciones sistemáticas que el docente va realizando a lo largo del año para que se produzcan resultados nuevos. Se lee un texto en voz alta y después se ejercita la comprensión en base a esa pieza. “Son encuentros de una hora que ocurren dos veces por semana en los que el maestro trabaja con los niños a partir de materiales especialmente diseñados para el programa. Por ejemplo, en el primer encuentro leen una poesía de dos estrofas y en el último, una obra de teatro de tres páginas. Los textos y las actividades de comprensión van creciendo en complejidad. La lectura siempre es en voz alta para poder identificar dónde se produce el desfasaje”, dijo Nancy Sorfo, directora de Educación primaria del gobierno.
Según explicaron desde el Ministerio, la puesta en práctica de este programa implica un cambio radical en el modelo de enseñanza, por lo que su implementación requirió una capacitación teórica de los docentes. “Esta no es la línea con la que tradicionalmente se forman los docentes en los institutos de formación. Es un programa que tiene como base la psicología cognitiva, la psicolingüística y las neurociencia”, dijo Vanesa De Mier, doctora en Letras e investigadora del Conicet, que participó en la puesta en marcha del programa.
“Los modelos cognitivos consideran que cuando se lee se desarrollan dos tipos de habilidades en simultáneo: las más básicas, que se van a automatizar y van a liberar la atención y las más complejas, que van a requerir siempre toda la atención, que es la comprensión. Cuando leemos necesitamos que las habilidades más básicas sean automáticas y no nos generen dificultades para poner toda nuestra atención en el proceso más importante que es la comprensión. Si hay dificultades en las habilidades más básicas, es decir, para decodificar una palabra, no voy a poder entender el texto porque no accedo al mensaje”, explicó.
Acuña sostuvo que, a diferencia del modelo que se usó hasta 2022, de inspiración francesa y bases constructivistas, los chicos aprendían como parte de un proceso en función de su contexto sin la intervención directa de sus docentes. “Eso era menos democrático porque quienes aprendían más rápido eran quienes tenían un contexto más favorecedor en casa. En cambio de esta manera, garantizás que todos, no importa de dónde vengan, puedan aprender a leer y comprender en tiempo y forma porque no necesitás tener libros o revistas en casa o que sus padres le lean de noche”, dijo la ministra.
Según Landeo, el cambio más importante es que, con este modelo, se hace una intervención directa en la que los criterios para definir si el estudiante hizo una buena lectura o no son compartidos entre los alumnos y los docentes. “El docente hace una devolución explícita al chico. Le dice ‘te grabo, escuchate, vamos a repetir’ y ellos van viendo los indicadores”, dijo.
Resultados
Los resultados de la segunda prueba, evaluada el mes pasado, mostraron que el 42,7% de los estudiantes mejoró su nivel de comprensión lectora con respecto a la primera toma realizada en abril. Así, siete de cada 10 alcanzara el nivel más alto.
En cuanto a la fluidez lectora, el 76,5% de los chicos aumentó la cantidad de palabras que leen en un minuto y el 45,1% cometió menos errores de pronunciación.
Como este es el primer año en el que se implementa el programa, desde el Ministerio dijeron que aún no hay un parámetro establecido con el que se puedan medir o comparar resultados, pero que son auspiciosos.
“En 2019 las pruebas ERCE [Estudio Regional Comparativo y Explicativo, de la Unesco] demostraron que la mitad de los chicos argentinos no comprendía lo que leían, con lo cual, no había nada que nos hiciera pensar que después de la pandemia eso fuera diferente. Entonces en 2021 cuando volvimos a la presencialidad plena aprovechamos para hacer un cambio concreto en la forma en que alfabetizamos: empezamos a trabajar en materiales inspirados en el modelo que Esteban Bullrich llamó ‘Conciencia fonológica’, una mirada mucho más intervencionista por parte del docente, y viajamos a Mendoza para ver cómo estaba trabajando con un modelo similar”, dijo Acuña.
Tras realizar una prueba piloto en 2022 con 5000 chicos y observar “muy buenos resultados”, este año lo ampliaron a todas las escuelas públicas de la ciudad y a las privadas “en situaciones criticas” o que quisieran sumarse voluntariamente.
“Las noticias en educación siempre son malas, pero con esto traemos la buena noticia de que con intervenciones efectivas y decisión política, se pueden ver resultados contundentes y rápidos. No necesitamos una década para que algo cambie”, afirmó Acuña.
De Mier ejemplificó la importancia de que los chicos aprendan a leer en tiempo y forma con lo que en el ámbito educativo se conoce como “el efecto Mateo”: “Los chicos que llegan con más habilidades a los primeros grados son los que cada vez aprenden más porque se involucran en la lectura, les gusta leer y leer textos cada vez más complejos les resulta desafiante, pero atractivo. El problema es con aquellos que van quedando desfasados porque encuentran cada vez más dificultades. Un chico que pasa a cuarto grado sin poder leer bien, después no quiere leer porque siente que no sirve para eso o que mejor se dedica a otra cosa cuando en realidad la lectura no es privativa de un grupo, todos podemos desarrollar el hábito de la lectura”, dijo.
En noviembre se tomará la tercera evaluación y se contarán con los datos del primer año completo de implementación del programa.
FUENTE: La Nación ~ Josefina Gil Moreira