El Día del Código Morse conmemora todos los años el 27 de abril. En este día se conmemora el nacimiento de Samuel Morse, quien fuera el inventor de este sistema de comunicación.
El código morse, también conocido como Alfabeto Morse o es un sistema de representación de letras y números mediante señales emitidas de forma intermitente.
Samuel Finley Breese Morse nació en 1791, fue el primogénito en el hogar de Jedidiah Morse, un estricto pastor protestante, y su mujer, Elizabeth Ann Finley Breese. Samuel tuvo la suerte de que, para sus padres, la educación fuese de extrema importancia, y de que lo enviaran a algunas de las mejores escuelas en los Estados Unidos. Primero, a la Phillips Academy en Andover (Massachusetts), un prestigioso instituto privado, y luego a la Universidad de Yale. En la primera no destacó precisamente por sus notas, pero de Yale, donde estudió filosofía y matemáticas, se graduó con honores. Durante sus estudios, en los que incluyó clases de electricidad y química, se ganó la vida pintando, que era su verdadera vocación, y a ello dedicó sus primeros años como profesional. Morse era en realidad un talentoso pintor y excelente retratista, fundador y primer presidente de la Academia Nacional del Dibujo en EEUU, aunque también había estudiado veterinaria, matemáticas y filosofía siendo un entusiasta investigador de los fenómenos eléctricos.
Llama la atención que quien estaba destinado a ser un gran inventor en el campo de la tecnología, se decantase en un principio por el arte. Y no era un pintor cualquiera, sino uno que llamó la atención de los expertos y consiguió una beca para estudiar durante tres años en la Royal Academy, donde estudió a los clásicos como Miguel Ángel, Tiziano y Rafael. En esos años, Morse pintó la que se considera su obra maestra, «Hércules Muriendo», un óleo sobre lienzo expuesto en la actualidad en la Galería de Arte de la Universidad de Yale. De vuelta en los Estados Unidos, al joven pintor no le faltó trabajo, llegando a realizar más de 300 obras antes de abandonar la paleta y el pincel. De paso, en 1826, participó en la fundación de la Academia Nacional del Diseño, en Nueva York, y fue su primer presidente. Además, viajó extensamente por Europa donde trabó amistad con muchos artistas, y pasó una temporada estudiando en el Museo del Louvre.
Corría el año de 1832. ¿Se podrían enviar mensajes a larga distancia mediante la electricidad?.
En 1833, Samuel Morse y Alfred Vail, su asistente, estaban trabajando en un sistema de telégrafo eléctrico. Decidieron usar un método por el cual cada símbolo era transmitido de forma individual como una combinación de rayas y puntos, es decir, señales telegráficas que se diferencian en el tiempo de duración de la señal activa. Morse desarrolló una primera versión de su código en 1837 para enviar números, que luego se debían convertir en mensajes completos usando un libro de claves. Este código fue expandido por Vail en 1841 para incluir letras y otros signos de puntuación, creando así el código actual. Morse reconoció la idoneidad de este sistema y lo patentó junto con el telégrafo eléctrico. Fue conocido como American Morse Code y utilizado en la primera transmisión por telégrafo.
Debe es considerado como una herramienta primitiva de las TIC. Es un código de comunicación basado en la transmisión y recepción de mensajes mediante la emisión de mensajes o rayos de luz.
Morse desarrolló allí mismo sus primeras ideas sobre el telégrafo eléctrico, pero tardó doce años en convencer a los capitalistas norteamericanos, hasta el punto de que su invento fue patentado antes en Francia que en los Estados Unidos o Inglaterra. Cuando le creyeron, tuvo que esperar dos años más a fin de que se reuniese el dinero suficiente para construir una línea telegráfica entre el Tribunal Supremo, en Washington y Baltimore que se inauguró el 24 de mayo de 1844. El primer texto telegrafiado fue un versículo de la Biblia. Hasta conseguir en 1866 la instalación de un cable trasatlántico, tuvo que luchar contra mil tropiezos. Gracias a su tenacidad logró triunfar, y cargado de honores y reconocido su saber por todo el mundo. Samuel Morse falleció de neumonía, el 2 de abril de 1872, en Nueva York hace 150 años.
Pero, ¿en qué consiste, concretamente, ese código morse?
Se trata de un lenguaje que consiste en un alfabeto de letras y números representados, a nivel visual, por rayas, puntos y espacios. El telégrafo eléctrico permitió que los mensajes construidos a partir de ese código en que cada letra del abecedario corresponde a una sucesión de rayas y puntos pudiera transmitirse a distancia. Así las cosas, expertos telegrafistas se comunicaban, ya en el siglo XIX, gracias a esos aparatos que transformaban en mensajes completamente legibles la corriente eléctrica.
La raya tiene una duración equivalente a tres puntos o unidades. Es importante conocer las siguientes reglas para comprender el funcionamiento del Código Morse:
- El punto es considerado como una unidad o 1/25 seg.
- La línea equivale a tres puntos.
- Entre un impulso y otro impulso existe una unidad de tiempo.
- Entre un carácter, un número o signo y otro existen tres unidades de tiempo.
- Entre una palabra y otra palabra existen cinco unidades de tiempo.
El alfabeto Morse fue el primer código binario utilizado para comunicar mensajes complejos a gran distancia y en tiempo real.
En un interesante artículo publicado por Javier Sampedro, relaciona el alfabeto Morse con el código genético.
Morse binario, o más bien binario Morse, como blanca nieve o ancho mar: “binario” es el epíteto del código Morse, su adjetivo inseparable, puesto que se caracteriza precisamente -y a ello debe su eficacia- por usar solo dos signos: una señal corta y una larga. Señales que, además de pulsos eléctricos o electromagnéticos, pueden ser destellos luminosos, sonidos o cualquier otra cosa que permita generar una dualidad fácilmente reconocible.
Y hablando de sonidos, todos hemos visto, en alguna película de intriga, a alguien que envía un mensaje golpeando una tubería; pero los golpes no pueden generar sonidos largos y cortos, como, por ejemplo, un silbato, así que ¿cómo consiguen comunicarse los golpeadores de tuberías? La respuesta parece obvia: no cuentan los golpes sino las pausas; pero eso puede dar lugar a ambigüedades. ¿O no? Someto la cuestión a la consideración de mis sagaces lectoras/es.
Con un código binario podemos escribir dos “mensajes” de un solo carácter (0 y 1) y cuatro de dos caracteres (00, 01, 10, 11), o sea, seis en total; con tres caracteres las posibilidades suben a 14 (2 + 4 + 8), y con cuatro, a 30 (2 + 4 + 8 + 16), y puesto que el alfabeto tiene 26 o 27 letras, según las versiones (con o sin ñ, con o sin ç), en el código Morse el máximo de puntos y líneas necesarios para definir una letra es cuatro.
Dado el actual desarrollo de las comunicaciones, el código Morse ha caído en desuso; pero no por completo, y todos conocen la señal de socorro internacional. Pero ¿por qué SOS? Parece una abreviatura de “socorro”; pero eso solo vale para algunas lenguas romances, como el castellano o el italiano; en inglés es “help”, que no tienen nada que ver. Y sin embargo hay una razón lógica para que la señal de socorro internacional sea SOS; ¿cuál es?
Se comenzó a utilizar a principios del siglo XX. Fue aprobada durante una conferencia internacional en Berlín en 1906 para reemplazarla hasta entonces utilizada “CQD” (Come Quickly, Distress) en las transmisiones telegráficas en Código Morse.
Se eligió esta representación debido a que podía ser radiada fácilmente usando el código morse, con una sucesión de tres pulsos cortos, tres largos y otros tres cortos (). De igual manera, debido a la simpleza de la misma es menos probable que se pierda o malinterprete por interferencias. En realidad, ni siquiera se trata de tres letras separadas (que se deben transmitir como tres pulsos cortos – pausa – tres largos – pausa – tres cortos) sino de un único código continuo.
Popularmente, se cree que esta señal significa «Save Our Ship» («salven nuestro barco»), «Save Our Souls» («salven nuestras almas») o «Send Out Succour» («envíen socorro»). Sin embargo, SOS no es la sigla de ninguna frase y fue seleccionada por su simplicidad. No obstante, algunos investigadores creen que SOS es la sigla de la frase «si opus sit», «si fuera necesario» o «cuando sea necesario», de manera que sería la abreviación de una frase que, extraída del contexto de urgencia o de precariedad, llegó a significar «es necesario» y, de ahí, «es necesario el socorro inmediato».
Aunque este código surgió en el siglo 19, los radioaficionados lo siguen utilizando hoy en día cuando la existencia de condiciones atmosféricas adversas no permiten el empleo de otros medios más desarrollados como, por ejemplo, la transmisión de la voz.