Honremos a nuestro Libertador con algunas bellas melodías que han compuesto grandes artistas. He aquí algunas de las más conocidas…
«Himno al Libertador General San Martín»
Música: Arturo Luzzatti
Letra: Segundo M. Argarañaz
Yergue el Ande su cumbre más alta,
dé la mar el metal de su voz,
y entre cielos y nieves eternas
se alce el trono del Libertador.
Suenen claras trompetas de gloria
y levanten un himno triunfal,
que la luz de la historia agiganta
la figura del Gran Capitán.
¡ Padre augusto del pueblo argentino,
héroe magno de la libertad !
A su sombra la Patria se agranda
en virtud, en trabajo y en paz.
¡San Martín! ¡San Martín!
Que tu nombre, honra y prez
de los pueblos del Sur,
asegure por siempre los rumbos
de la Patria que alumbra tu luz.
De las tierras del Plata a Mendoza,
de Santiago a la Lima gentil,
fue sembrando en la ruta laureles
a su paso triunfal San Martín.
San Martín, el señor en la guerra,
por secreto designio de Dios,
grande fue cuando el sol lo alumbraba,
y más grande en la puesta del Sol.
La música también le brinda su reconocimiento con el Himno al Libertador General San Martín, cuya música fue compuesta por Arturo Luzzatti y la letra, por Segundo Argañaraz. Se cantó por primera vez en Campo de Mayo en 1906. En el año 1998, Lito Vitale llevó a cabo una producción especial titulada “El grito sagrado”, en la que convocó a Pedro Aznar para que llevara a cabo una nueva versión.
«Marcha de San Lorenzo»
Se trata de una marcha militar compuesta en 1901 por el músico uruguayo nacionalizado argentino Cayetano Alberto Silva, que honra el combate de San Lorenzo, en el que se enfrentaron las tropas del coronel de Granaderos José de San Martín y tropas realistas. La letra es de Carlos J. Benielli. La Marcha de San Lorenzo cuenta lo que sucedió el 3 de febrero de 1813.
Letra: Carlos Javier Benielli
Música: Cayetano Alberto Silva
Febo asoma; ya sus rayos
iluminan el histórico convento;
tras los muros, sordo ruido
oír se deja de corceles y de acero;
son las huestes que prepara
San Martín para luchar en San Lorenzo;
el clarín estridente sonó
y a la voz del gran jefe
a la carga ordenó.
Avanza el enemigo
a paso redoblado,
al viento desplegado
su rojo pabellón
al viento desplegado
su rojo pabellón.
Y nuestros granaderos,
aliados de la gloria,
inscriben en la historia
su página mejor.
Inscriben en la historia
su página mejor.
Cabral, soldado heroico,
cubriéndose de gloria,
cual precio a la victoria,
su vida rinde, haciéndose inmortal.
Y allí, salvo su arrojo,
la libertad naciente
de medio continente.
¡Honor, honor al gran Cabral!
Y allí, salvo su arrojo,
la libertad naciente
de medio continente.
¡Honor, honor al gran Cabral!
«El negro de San Martín»
Letra: Juan Bautista Fulginiti
Música: Agustín Magaldi.
Ruge el mar contra los muros del torreón,
Que en el Callao mando Felipe a edificar
Y entre penumbras de perfil se ve cruzar
Por la azotea de aquel fuerte una visión
Es la silueta de Falucho el negro fiel
Que esta velando por su patrio pabellón
Mientras ignora que a muy pocos metros de él
tramando están los de su bando una traición.
Y al brillar el sol de Lima
Mira el negro a su bandero
Mientras que por la escalera
una tropa se aproxima
se dá vuelta ante el tropel
de esa patrulla ofuscada
y con una sola mirada
presiente la trama cruel.
Mira de frente aquellos criollos, los que ayer
En Chacabuco, en San Lorenzo y en Maipú
Como el lucharon sin descanso hasta vencer
Juntos al heroe que nos diera Yapeyú.
Y al contemplar que es todo un criollo el hombre que a él
Llega y le ordena de bajar su pabellón
Dice Falucho: para ser tan falso y cruel
No puso Dios en este negro un corazón.
Muera… muera el insolente!
Grita la turba traidora
Y una descarga sonora
Dá en el pecho del valiente
Y ya próximo a su fin
Viendo en tierra su bandera
La besa por la postrera
El Negro de San Martín.
«Chamamé del Gurí Libertador»
Letra: Soledad Pastorutti (para los más chicos).
Josecito andá, vení
me piden hacer mandados
el más chico San Martín
el menor de cinco hermanos.
Yapeyú donde nací
ya nos vamos para España
Voy a extrañar
mi higuerón
mis amigos
y mi espada
A los once ya aprendí
de la guerra y de las armas
desde Murcia al marroquí
combatí en tierra africana.
Y hoy dicen que Napoleón
quiere gobernar Europa
tranquilo Fernando rey
lo frenaré con mi tropa.
En la batalla de Bailén
no me asusté y gané medallas
ahora que soy coronel
¿puedo ir un rato a la playa?
En Inglaterra y Portugal
insisten en ver mi sable
después de tanta guerra sin paz
me voy a Londres
tengo un pasaje.
Ninguna nación
imperio ni rey
nos puede imponer
qué hacer ni pensar
Soy Libertador
para América
hay que embarcar.
«San Martín»
Letra y música: Los Chalchaleros
San Martín, sembrador de libertades,
propulsor de nuestro gran Continente,
defensor de santísimos ideales,
ese fue nuestro máximo valiente.
Se oye aún el tañir de las campanas
que fundió Fray Luis Beltrán, el cuyano,
demostrando lealtad a sus hermanos.
Salió del Plumerillo
y, ya en la inmensa Cordillera,
cruzó los Paramillos
por Uspallata y Picheuta:
Cóndor de los cuyanos
fue el ilustre americano.
La sorpresa que fue Cancha Rayada,
la libró valientemente Las Heras,
quien luchó en los campos inmortales
y salvó en Maipú nuestra bandera.
San Martín, que tu nombre sea eterno
como eternas son las nieves andinas;
sos el gran protector de mi Argentina.
«Los Sesenta Granaderos»
Letra: Hilario Cuadros
Música: Félix Cardozo
I
Ante el Cris, ante el Cristo Redentor
se arrodi, se arrodillaba un arriero
y roga, y rogaba por las almas
de los bra, de los bravos granaderos.
Eran se, eran sesenta paisanos,
los sesen, los sesenta granaderos;
eran va, eran valientes cuyanos
de cora, de corazones de acero.
Quiero elevar mi canto
como un lamento de tradición
para los granaderos,
que defendieron a mi nación.
Pido para esas almas
que la bendiga Nuestro Señor.
II
Nuestra Se, Nuestra Señora de Cuyo
contempló la cruzada de los Andes,
y bendijo al General San Martín,
el más grande, el más grande entre los grandes.
Cuna de, cuna de eternos laureles
con que se, con que se adorna mi patria.
es Mendó, es Mendoza la guardiana,
por ser la, por ser la tierra más gaucha.
Quiero elevar mi canto
como un lamento de tradición
para los granaderos,
que defendieron a mi nación.
Pido para esas almas
que la bendiga Nuestro Señor.
«José Correntino»
y tres pueblos libertó.
*** Suena el clarín, suena el tambor
Esta es la historia que más me gustó
La del valor y de la fe
De un correntino llamado José ***
(estribillo)
Esta es la historia que más me gustó
La del valor y de la fe
De un correntino llamado José ***
(estribillo)
A su hijita le enseñó
Que no hay que matar insectos
Si ninguno me picó
Que hay que guardar los secretos
Que un amigo me contó
Decir “por favor” y “gracias”
eso también le explicó.
Esta es la historia que más me gustó
La del valor y de la fe
De un correntino llamado José ***
(estribillo)
La historia de San Martín y las bandas de música
Seguimos conociendo facetas desconocidas de nuestro Libertador. En esta ocasión recorremos sus pasos como amante de la música.
Nuestro Libertador fue un amante de la música y gran ejecutante de la guitarra. En sus ejércitos propició la formación de bandas militares que acompañaron y templaron el espíritu de sus soldados en instancias previas a la batalla.
Entre los aspectos poco conocidos de nuestro gran héroe el Gral San Martín, se encuentra su gusto y afición por el dibujo y la música. Según Alfredo Villegas su especial predisposición por el dibujo, que practicó a lo largo de su existencia, le habría permitido sostenerse y adquirir buena cantidad de libros mientras se hallaba en Cádiz, antes de regresar a su tierra.
Su madre lo hizo estudiar guitarra, afición que conservó siempre y que lo llevó durante su permanencia en Francia, a tomar lecciones con el gran compositor español Fernando Sor, a quien conoció en el palacio de su futuro amigo Alejandro Aguado. Sor era un compositor destacado, su obra “Estudios”, es la base de la formación de todo guitarrista aún en la actualidad y cuyos méritos le valieron el apodo de “Beethoven de la guitarra”.
Fue autor de dos sinfonías, un concierto para violín y orquesta, varias óperas (“Telémaco en la isla de Calipso”) y ballets. Cabe destacar que estos compositores de importancia, en general no aceptaban a cualquier alumno, por lo cual, las dotes musicales del Libertador deben de haber sido notables.
Entre los diversos instrumentos San Martín prefirió la guitarra. El coronel Félix de Olazábal cuenta en sus memorias que “después de elaborar un plan de combate, trazando mapas y otros elementos necesarios, pedía la guitarra a su asistente y así tonificaba su espíritu en la intimidad de su alma”.
EL EJÉRCITO DE LOS ANDES
Cuando San Martín formó el ejército de los Andes cuidó hasta el más mínimo detalle, tanto de los asuntos políticos y las estrategias militares como del abrigo y la comida de la tropa. Siguiendo esa tónica no escapa a nuestro héroe el efecto que la música causa en las personas y el importante incentivo que ejercen los acordes de las bandas militares en el “espíritu de los hombres”. Así el Ejército de los Andes contó con dos bandas más o menos completas, en los batallones nº 8 y 11 de Los Andes.
LA BANDA DE LOS NEGROS
En 1810 don Rafael Vargas, un acaudalado hacendado de Mendoza, mandó a Buenos Aires a 16 de sus esclavos a estudiar música con el destacado compositor Víctor de la Prada, que ese año abrió en la Capital una escuela de música. Aquellos 16 negros, provistos de uniformes e instrumentos, animaban las fiestas y reuniones privadas de su amo, así como algunas festividades públicas. Vargas donó al Ejército de los Andes la banda completa, con vestuarios e instrumentos. Los esclavos incorporados ganaban su libertad.
LAS BANDAS DEL EJÉRCITO DE LOS ANDES
Las bandas acompañaron al Ejército en el paso de los Andes y desde la cuesta del Valle Hermoso, a la vista del territorio chileno, fueron las ejecutantes de nuestro Himno Nacional, que resonó en Chile como anuncio de su libertad.
El 22 de julio de 1817, San Martín y O’Higgins fundaron en Santiago una Academia de Música, dirigida por el teniente Antonio Martínez, que contó en un principio con 50 alumnos, provista con instrumentos traídos de Londres y Estados Unidos.
Fuente: Los Andes