Biografía:
Nació en San Miguel de Tucumán el 15 de septiembre de 1919, hija de inmigrantes sirios y la menor de siete hermanos. Proveniente de una familia acomodada, su infancia transcurrió en una casa muy grande, ubicada por la zona de Marcos Paz, cercana a Yerbabuena y al Aconquija, con mucho personal de servicio.
Sus padres murieron prematuramente, una criada analfabeta se convirtió en su nana y la marcó para siempre. Inició su escolarización junto con los hijos de los granjeros de la zona y este temprano intercambio, esta generación de vínculos estrechos con distintos sectores sociales -en especial del ámbito rural-, definió su horizonte político y educativo. Esta relación con distintos sectores sociales y con el mundo rural, definió todo lo que iba a ser después.
Cursó sus estudios en una escuela religiosa, de monjas (las Mercedarias), y luego en la escuela pública Sarmiento, donde entró en relación con los centros de estudiantes y se volvió “zurda, más allá de la mano” (era zurda para escribir).
A los 18 años mientras estudiaba en la Universidad Nacional de Tucumán Filosofía y Pedagogía, tuvo sus primeras experiencias alfabetizando a obreras de una fábrica de fósforos y a los 20 años ingresó a trabajar en un bachillerato.
Sus ejes fueron la ética, la educación popular, la enseñanza a los excluidos, la formación de maestros, la infancia sin derechos y los indígenas desplazados de sus tierras.
Promediando los años 40, conoció al editor Alberto Burnichon, su compañero, el editor, titiritero, librero y teatrista itinerante, con quien se casa y tiene 4 hijos.
Fue docente de distintos establecimientos del país y del continente.
Cuando en 1948 el peronismo decidió la cesantía de 900 profesores en todo el país, Saleme estudiaba en la Universidad de Tucumán, militaba en el Centro de Estudiantes y era delegada de la FUA. El apoyo a las medidas de fuerza le costó su separación de la Universidad durante cinco años. Tiempo después, mientras el presidente Juan Domingo Perón llegaba a su segunda presidencia incorporando a la mujer a la ciudadanía, paradójicamente, Saleme, ya por entonces profesora, era cesanteada al negarse a llevar el luto por la muerte de Eva Perón que el gobierno había declarado como obligatorio. Al tiempo decidía partir hacia Buenos Aires.
Tras su paso por Buenos Aires, eligió Córdoba para quedarse definitivamente aunque su estadía tendría muchas idas y vueltas debido a los vaivenes políticos. Las dictaduras y algunos gobiernos democráticos la obligarían a abandonar la universidad y su país.
En 1966, durante la intervención del gobierno militar de Onganía, fue expulsada de la Universidad y partió a México, ejerciendo como investigadora en la Universidad de Xalapa, Veracruz. Reincorporada en 1973, alternaría sus horas trabajando en Córdoba con estudiantes universitarios y alfabetizando campesinos aborígenes en el norte del país dentro del proyecto Crear.
Cuando volví al país fui directamente a trabajar a la frontera, en Salta. Ahí me di cuenta que ese era mi país. Con los chiriguanos vi que no me servían las cartillas hechas en Buenos Aires para alfabetizar. No podía empezar por MAMÁ, por caso; tenía que empezar por AGUA. Porque agua es la palabra vital para el chiriguano, hombre de río. Quise trabajar agua con el campesino del Valle Calchaquí (dueño viejísimo de esa tierra pero hoy peón de los dueños reales, la familia Michel Torino) pero allí la palabra era TIERRA. Tierra como el asentamiento y LECHE como la necesidad. ¡Qué lejos está de la realidad, de lo que se mueve, de lo que cambia, el saber que se sistematiza como saber que debe ser sabido!
Expresa en «Decires» sobre esta experiencia (cuestionando que las cartillas para la alfabetización se hacían en las grandes ciudades, como Buenos Aires o Córdoba, y desde la lengua hegemónica)
Me fui a la orilla del Pilcomayo. Trabajando ahí con la gente me encontré con un indígena que se llamaba Juan, tipo inteligentísimo, maestro en Iruya. Iruya era un poblado que quedaba casi todo el año aislado porque los caminos se ponían intransitables. Juan trabajaba ahí y se conectó conmigo. Me di cuenta que no funcionaba la alfabetización con esas cartillas
en castellano. Me empieza a enseñar chiriguano y ahí descubro que las palabras nuestras que “lógicamente” tienen una sola definición, remiten a un único referente, para los chiriguanos ese referente se multiplica en función de los significados. Los chiriguanos son gente de río. Y la palabra clave para ellos, viviendo del río, era agua. Así que empecé por agua, aunque agua tiene la letra “g” que no es alfabetizable desde un comienzo. Tuve que empezar por eso. Pero además agua tiene distintas acepciones según como venga el agua del río: si viene con pesca, si viene mala, es decir, crecida, si viene buena para beber. El mismo objeto agua se nombra de distinta manera. (Saleme, 1997a, p. 26)-
En la noche del 24 de marzo de 1976, militares invadieron su casa de Villa Rivera Indarte, María estaba con su esposo, Alberto Santiago Bournichon, algunos de sus hijos, su nuera y dos nietos. Una grupo militar tomó por asalto su casa en Villa Rivera Indarte y secuestraron a la familia. Su esposo, junto a su hijo menor, fueron separados del grupo familiar y llevados al campo de la Rivera. María, junto a una de sus hijas, su nuera y dos nietos fueron llevados encapuchados y luego tirados en un campo cercano. Su hijo apareció semidesnudo luego de pasar por el centro clandestino de detención La Perla, en una ruta cercana a Carlos Paz. Un día más tarde el cuerpo sin vida de su marido apareció, con 7 impactos de bala en su garganta, en un aljibe de Mendiolaza.
Luego de este suceso, se trasladó a Buenos Aires donde realizó trabajos de empleada doméstica y cuidado de ancianos para poder mantenerse, al tiempo que ingresó al Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos donde militaría hasta el regreso de la democracia en 1983.
En 1988 fue elegida Decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, ejerciendo el cargo hasta 1990. Luego pasaría a dirigir el Centro de Investigaciones de la Facultad hasta su jubilación.
Su carrera estuvo marcada por un profundo compromiso ético-político con la educación, fue reconocida por la claridad de su lucha y la honestidad de sus acciones en los distintos espacios que transitó.
El 21 de noviembre de 2003, a los 84 años de edad, falleció en la ciudad de Córdoba.
Publicaciones:
* Decires, editorial Narvaja, 1997
Coautora de los libros:
- La educación a distancia : deseos y realidades de Edith Litwin (compilador); OEA, 1990
- El analfabetismo funcional : un nuevo punto de partida de Londoño, Luis Oscar (compilador); Humanitas, 1991
- Políticas, instituciones y actores en educación de Graciela Frigerio, Margarita Poggi y Mario Gianoni (compiladores); Novedades Educativas 1997
- La educación hoy : una incertidumbre estructural Brujas, 2003