En Argentina, cada 30 de noviembre se celebra el Día Nacional del Mate.
El 3 de julio de 2013 se sancionó la Ley 26.871 y se declaró al mate como infusión nacional, disponiendo la promoción y difusión de sus tradiciones en eventos y actividades culturales, sociales o deportivas de carácter oficial.
Se estableció en el año 2015 en consecuencia de la Ley 27.117, con el objetivo de reconocer las costumbres de nuestro país. Dicha fecha se eligió en conmemoración del nacimiento del caudillo Andrés Guacurarí y Artigas.
Andrés Guacurarí y Artigas, conocido popularmente como «Comandante Andresito», fue un militar y caudillo guaraní. Nació el 30 de noviembre de 1778 en Santo Tomé, Corrientes, y fue el gobernador de la provincia de Misiones desde 1815 a 1819. Supo defender la Argentina durante las invasiones brasileñas, y falleció en Río de Janeiro en 1821.
Es recordado por su gran interés en la yerba mate, la cual estaba profundamente arraigada a la cultura guaraní. Durante su período de gobierno se ocupó en el fomento de su comercialización y distribución, lo cual hizo que llegara a una producción de grandes escalas.
A su vez, hoy también se conmemora el Día de la Bandera de la Provincia de Misiones, la enseña tricolor que nos dejaron Andrés Guacurarí y su padre José Gervasio Artigas.
Según el propio Artigas el significado de la bandera de Misiones es el siguiente: Rojo: “por la sangre derramada para sostener nuestra libertad e independencia”, Azul: “de nuestra decisión por la República” y Blanco: “de nuestra distinción y grandeza”.
De donde se conoce al mate con este nombre?
La palabra es de origen quechua y deriva del vocablo «matí», que se traduce como calabaza, que es donde se preparaba el mate. El mismo se tomaba a través de una cañita ahuecada denominada «tacuarí», en cuyo extremo se colocaba una semilla ahuecada que hacía las veces de filtro.
Surgió gracias a los pueblos guaraníes, que utilizaban las hojas del árbol como bebida, objeto de culto y moneda de cambio.
Al llegar los europeos a estas tierras, notaron que los nativos practicaban el ritual de juntarse a beber una infusión a los que los guaraníes llamaban «caiguá» expresión derivada de «kaaí» (ka’á:‘hierba’, e í: ‘agua’), que la utilizaban como parte de la alimentación diaria por sus propiedades estimulantes.
Por extensión, los europeos copiaron de esta manera a la infusión elaborada a partir de la yerba. Estos tenían la creencia de que era una «hierba del demonio» por desconocer su práctica. Sostenían además que era una bebida de haraganes, ya que los nativos dedicaban varias horas por día a este rito.
Las hojas del árbol de la yerba mate (Ilex paraguariensis) eran utilizadas por los guaraníes como bebida, y eran objeto de culto y ritual, y moneda de cambio en sus trueques con otros pueblos prehispánico como los incas, los charrúas y los araucanos. Para el guaraní, el árbol de la yerba es el árbol por excelencia: lo consideraban un regalo de los dioses, era una fuente de energía para sus largas caminatas por la selva.
Las investigaciones médicas y científicas han descubierto muchos más beneficios para el organismo: proporciona energía, es antioxidante, estimula el sistema nervioso central, produce sensación de bienestar, brinda lucidez intelectual, aumenta la concentración, detiene el envejecimiento celular y aumenta las defensas naturales de nuestro cuerpo.
El «equipo de mate» está formado por el recipiente principal, donde se pone la yerba, la bombilla, una especie de pajita de metal, madera… con filtro, la pava o tetera para calentar el agua y el termo que la mantiene caliente y permite tomarlo en cualquier lugar. Además, la yerbera es el recipiente que contiene la yerba con la que se ceba el mate; o, dicho de otra forma, el cebador es quien lo llena y reparte entre los demás. Normalmente se toma amargo pero, si alguien lo prefiere, se acompaña con azúcar, miel, edulcorante…
Esta infusión milenaria es una de las más importantes señas de identidad de la cultura argentina. Sus gentes la consumen diariamente y es más que una bebida, forma parte de la idiosincrasia y la vida cotidiana de los habitantes del país. Incluso celebran el 30 de noviembre, el Día Nacional del Mate y en algunos lugares la Fiesta Nacional del Mate.
Su preparación y consumo sigue un ritual con una serie de pasos muy cuidados: ponemos el agua a calentar, la apartamos del fuego antes de que entre en ebullición, llenamos hasta las tres cuartas parte del mate con yerba, colocamos la bombilla dentro del mate y, finalmente, vertemos el agua suavemente. Así ya podemos disfrutar de su sabor tan especial y todas sus cualidades.
“Dale, venite a tomar unos mates” debe ser una de las frases más repetidas en Argentina. Por la mañana, por la tarde, en casa o en la oficina… los argentinos siempre están dispuestos a compartir unos “verdes”.