Cuentos que no son cuentos infantiles y sus verdaderas historias…
Algunos libros de cuentos de hadas infantiles tienen historias más asombrosas y aterradoras que la de otros libros llamados «de terror», quizás muchos de ustedes no conocían estos datos. Aunque algunos fueron bastante suavizados con respecto a la versión real de sus autores. Estos cuentos no son sólo fantasía, sino que varios de ellos realmente ocurrieron, aunque de forma muy diferente a la que conocemos hoy en día.
Los primeros cuentos infantiles
Como estos, muchos otros cuentos famosos circulaban de forma oral durante la Edad Media, con versiones que diferían entre sí y que a veces eran muy macabras. Mucho antes de los hermanos Grimm realizaran su gran recopilación en el siglo XIX, el francés Charles Perrault hizo una primera compilación bajo el título “Cuentos de Mamá Ganso” (o Los cuentos de mamá Oca en otras traducciones), una colección de ocho narraciones breves que incluyen La caperucita roja, La bella durmiente y La cenicienta; hoy todos clásicos de la literatura infantil. Eran cuentos de la tradición oral, creados por la comunidad, y dirigidos a adultos, que Charles Perrault rescató, dejando testimonio escrito de ellos. Con el tiempo, estos cuentos de hadas fueron adaptados para los lectores infantiles, lo mismo que ocurrió con las historias de los Hermanos Grimm y las de Hans Christian Andersen.
* Blanca Nieves
Margarete von Waldeck, la persona que inspiró a Blanca Nieves era la hija de un noble en Bavaria. Su hermano se dedicaba a explotar personas que trabajaban en una mina hasta quedar deformes, por lo que se les llamaba enanos. Odiada por su madrastra, fue enviada a Bruselas, donde se enamoró del Príncipe Felipe II de España. El rey de España, enojado con la relación, ordenó que la mataran envenenándola.
En la versión de los hermanos Grimm, la reina malvada contrata a un cazador para llevar a Blancanieves hasta el bosque, matarla, y luego llevarle su corazón y su hígado. Como el cazador fracasa en su intento, regresa con el corazón y el hígado de un cerdo, y la reina se los come, creyéndolos de Blancanieves. Tras otros dos intentos fallidos, se le ocurre llevarle la manzana, que la hace desmayar. Finalmente, el príncipe la rescata y se casan. La reina es invitada a la boda y, de castigo, la hacen bailar calzada con zapatos de fuego hasta que termina cayendo muerta.
* El príncipe feliz
Oscar Wilde escapó a la tradición ya que su príncipe de feliz no tenía nada, por cierto. Ya lo habrán leído, imagino. El Príncipe Feliz muere y le erigen una estatua de oro y pedrería, que él, por medio de una bondadosa golondrina, va regalando a pedazos a sus súbditos pobres; al final muere la golondrina y la estatua, desmantelada es arrojada a la basura.
* Cenicienta
Basado en una historia de la Antigua Grecia, Cenicienta habla de la vida de Rhodopis (rostro rosado), una esclava de gran belleza que conquistó a su amo, quien le daba frecuentes regalos y comodidades. Este trato llegó a oídos del rey, quien ordenó que Rhodopis fuese liberada y se convirtiera en la esposa de su entonces amo. Así salió de la esclavitud y de forma no oficial, pasó a convertirse en la “mujer” de este hombre acaudalado, llevando una vida de lujo y comodidad de allí en más, todo un logro considerando que fue esclavizada a corta edad.
En la versión de los hermanos Grimm, una de las hermanastras malvadas de la protagonista se corta los dedos del pie, y la otra, el talón, para que les entre el pequeño zapato de cristal. El príncipe se entera gracias a que una paloma le hace notar que hay sangre, y así descubre que la verdadera dueña del calzado es Cenicienta. Al ver que su consagración es inevitable, las hermanastras se acercan a ella por conveniencia y deciden asistir al casamiento. Allí son atacadas por bandadas de pájaros que les arrancan los ojos.
* Rapunzel
Es el nombre de una planta, su nombre se traduce como “rapónchigo” (Campanula rapunculus). La joven de largos cabellos que los deja caer desde la ventana de una torre para que el príncipe suba y la rescate, difiere mucho de la realidad. Rapunzel se inspira en la hija favorita de un comerciante del Medio Oriente. A esta joven se le prohíbe tener pretendientes, por lo que no le dejaban salir a la calle, eso hasta que se convirtió al cristianismo. Cuando su padre salía y la dejaba encerrada, rezaba muy fuerte y la gente del pueblo la escuchaba. Al saberse que la hija del comerciante se había vuelto cristiana, el gobernante ordenó a su padre matarla si no renunciaba a su fe. El comerciante la asesinó y momentos después, fue alcanzado por un rayo. A esta joven se le considera una mártir bajo el nombre de Santa Barbara.
* Hansel y Gretel
En el siglo XV había una repostera que fue acusada de brujería por un pastelero, celoso de que sus galletas de jengibre fueran las mejores. Si bien esta mujer intentó huir, la atraparon y encerraron en el horno de su casa para quemarla viva. Los niños fueron añadidos a la historia para asustar a los pequeños, asegurándose así de que estos no se alejarán de casa, ya que en esa época hubo una serie de raptos.
* El flautista de Hamelin
Una historia que en realidad es bastante macabra. Se dice que era un músico que llegó a la ciudad de Hamelin en Alemania y que estaba infectado con la peste bubónica, contagiando a muchas personas (incluyendo niños) que murieron, de ahí su asociación con los roedores. Otras historias dicen que fue un asesino en serie de niños y que además reclutó a los pequeños para unirse a las cruzadas, donde la mayoría murió.
* Bella Durmiente
El príncipe que despierta a la doncella Aurora tiene una madre ogresa (ogro femenino), y al casarse con la joven se la lleva a su reino en el que se encuentra con la triste noticia de la muerte de su padre en una cacería. Convertido en rey a su vez, transcurren los años, y un mal día tiene que partir a una guerra dejando en palacio a su esposa y a sus hijos Aurora y Día. Como sea que la guerra se prolongó, la abuela ogresa, decide comerse a sus nietos y a su nuera, (piensa explicarle a su hijo que los tres fallecieron de unas fiebres), contando para ello con la complicidad del cocinero mayor, quien era un hombre bueno, engaña a la ogresa haciéndole creer que se come a su nieta, cuando es una gacela la que le sirve, igual sucede con el principito Día, ocupando en esta ocasión su lugar un venado, y el de la Bella Durmiente una cierva. Descubierto el engaño, la vieja ogresa monta en cólera y manda preparar en el patio del castillo un gran caldero en el que pretende cocer vivos a sus nietos, a su nuera y al cocinero, llegando entonces oportunamente el joven rey que impide tal barbaridad, no pudiendo evitar, sin embargo, que sea su madre la que, loca de ira, se arroje ella misma al caldero, pereciendo.
La versión original pertenece a Giambattista Basile y se llama Sol, Luna y Talía y en esta versión el cuento se aleja mucho del que todos conocemos. En la versión original de la historia, no es el beso del príncipe el que despierta a la Bella Durmiente, sino los movimientos de sus gemelos recién nacidos. Mientras estaba inconsciente, la princesa fue embarazada por un príncipe, y despertó solo para darse cuenta de que era madre.
* Las aventuras de Pinocho
Es una obra literaria escrita por el autor italiano Carlo Collodi. Originariamente, el autor no pensó en su trabajo como una obra de literatura infantil: en la versión original, Pinocho es ahorcado por sus innumerables faltas y sólo en versiones posteriores la historia obtendría su famoso final en el que la marioneta se convierte en un niño de verdad. Algunos investigadores hablan de la influencia de la masonería en la obra.
* Winnie the Pooh
El tierno y goloso osito Winnie junto a sus amigos Puerquito (Piglet), Tigre (Tigger) o Búho y el niño Christopher Robin fueron creaciones del escritor británico A.A. Milne que hicieron su primera aparición en el poema «Teddy Bear», publicado en 1924 en la revista ‘Punch’. El autor bautizó al oso, que más adelante protagonizaría dos libros de aventuras más, como el de peluche que tenía su hijo, Christopher Robin Milne, que a su vez le había puesto al suyo el de una osa del Zoo de Londres llamada Winnie.
Aunque las historias de los animales que residen en el “Bosque de los Cien Acres” han hecho las delicias de lectores de todas las edades durante generaciones, muchos desconocen la oscuridad que se esconde bajo la superficie de estos libros. Milne murió en Sussex un 31 de enero de 1956, años antes de ver la primera versión animada de su personaje, pero dejando un legado que todos los niños del mundo amarían… salvo su propio hijo, quien no se contagió de la vitalidad de sus historias sino de un profundo rencor.
* Caperucita Roja
Una historia de seducción que acaba con el desagradable despanzurramiento del Lobo, contado como si se tratase de un juego: «Caperucita, dentro de la barriga del Lobo, se dio cuenta de pronto de que llevaba las tijeritas de costura en el bolsillo del delantal, y cogiéndolas, tris tras, tris tras, empezó a cortarle la tripita al animal hasta hacer un boquete por el que ella y su abuelita pudieron escapar mientras la fiera dormía el sueño pesado de la digestión, luego fueron al río y le llenaron la panza de piedras, cosiendo a continuación la abertura, de modo y manera que cuando el malvado lobo despertó y sediento se llegó al agua a beber, las piedras le pesaron tanto que cayó de cabeza ahogándose en la corriente». En otras ocasiones es el cazador el que interviene, pero el final resulta siempre el mismo.
* Rumpelstiltskin
El cuento de “El enano saltarín” es el nombre que recibe la publicación española de esta obra, ya que el cuento original se llama “Rumpelstilzchen” y los editores pensaron que era un nombre impronunciable para los hispanohablantes.
Este cuento de los hermanos Grimm cuenta con todos los tópicos característicos de los relatos tradicionales del folclore alemán: Una labor imposible de realizar por parte de un protagonista que está pesaroso de su condición, un nombre secreto y una criatura de los cuentos fantásticos.
El nombre hace referencia a un ser llamado “Rumpele zanco o Poppart”, era una designación para un duende malvado que, como un Poltergeist, hace ruidos I cuando agita o agita Stelzen (en alemán moderno, zancos, en este caso refiriéndose a objetos como patas de mesa).
* Bambi
El escritor austríaco Félix Salten creó su novela “Bambi, una vida en el bosque” atendiendo a lectores adultos. Su publicación, que salió al mercado en 1923, está considerada una de las primeras novelas sobre el respeto a la naturaleza.
El autor, quien antes fue un cazador empedernido, trató de atraer la atención sobre la necesidad de proteger el medio ambiente. Para calar en el corazón de sus lectores, Salten incluyó en su obra literaria muchas escenas sombrías y emocionalmente pesadas. Incluso una tormenta típica en el bosque viene acompañada por el “furioso rugido de un tronco roto y un sollozo lamentable que salió de todas las heridas de un cuerpo de árbol partido y moribundo”.
Todas las noches, los ciervos hablan acerca del misterioso Él: “Qué terrible es su apariencia, nadie se atreve a mirarlo a los ojos. Su olor desprende miles de variedades y, sin embargo, se reconoce al instante por el horror que conlleva”. Es fácil adivinar aquí que está hablando del ser humano.
* El patito feo
Hans Christian Andersen explicó el significado de «El patito feo» de una manera completamente distinta. Comparó al polluelo de cisne con un verdadero aristócrata que, por accidente, terminó entre los plebeyos.
El autor se tomó a sí mismo como prototipo para el protagonista de esta historia: se consideraba sinceramente un hijo del rey Christián VIII de Dinamarca. Y los “patos y gallinas” que ofendían al joven Andersen obtuvieron precisamente aquello que les correspondía acorde a su procedencia: quedaron sumergidos para siempre en la vida ordinaria y no realizaron nada digno de mención. El narrador creía que las personas que lo rodeaban en la infancia y adolescencia no podían acabar siendo personalidades relevantes porque no nacieron de padres nobles.
* Aladdín
La historia se incluye en el ciclo de los famosos cuentos de Scheherezade. En la primera traducción europea de Las mil y una noches, realizada a principios del siglo XVIII por el francés Antoine Galland, Aladdín vive “en una de las ciudades de China”. La misma versión se conserva también en la traducción popular inglesa de Richard Burton, que data del año 1885.
La trama comienza a desplazarse a Arabia y Oriente Medio solo a principios del siglo XX. Todas las adaptaciones a la pantalla de este cuento simplemente se recrean en este ambiente. Otra diferencia de las películas del estudio de Disney es que Aladdín no era huérfano, en absoluto. Era un joven perezoso, hijo de un sastre, que vivía junto a su madre viuda. Un derviche (mendigo) del Magreb decidió aprovechar la ingenuidad del joven para obtener la lámpara mágica. El hechicero dijo ser el tío de Aladdín y lo atrajo hasta un misterioso calabozo al pie de una montaña.
* La bella y la bestia
Se considera que su autora es la francesa Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve. Originalmente, este cuento criticaba el concepto de aquel entonces sobre el matrimonio en el que las mujeres tenían pocos derechos legales. Las casaban a la edad de 14-15 años con hombres 2-3 veces mayores, no tenían derecho a enamorarse ni a decidir qué hacer con sus bienes, como tampoco a solicitar el divorcio. En la historia original, Bella tiene dos hermanas malvadas. Como la bestia le permite regresar a su casa por lapsos de una semana y las hermanas están muy celosas de su vida de lujos, quieren convencerla de quedarse con ellas por más de siete días, esperando que la bestia la destroce cuando regrese.
Muchas escritoras de los siglos XVII y XVIII promovieron las ideas de las relaciones civilizadas entre los cónyuges. La bella y la bestia de Villeneuve se ha convertido en un verdadero manifiesto en defensa de las mujeres. Este cuento, con un volumen de más de 100 páginas, estaba dirigido a lectores de edad adulta. En principio, la bestia no era un príncipe embrujado con alma tierna, sino una criatura feroz y grosera: el perfil típico de marido cruel. No en vano, él encontró la fuerza en su interior para cambiar con el fin de obtener el amor de Bella.
* Pulgarcito
Cuento que ha llegado hasta nosotros considerablemente mutilado, ya que al final no se acaba escapando, sin más, del ogro que ha encerrado al héroe y a sus hermanos, pues el ogro tiene tantas hijas como los niños a los que ha dado cobijo con la intención de comérselos, y aquella fatídica noche las niñas duermen en una cama y los niños en otra, dentro de la misma habitación, sólo que las niñas llevan una corona de oro en su cabeza y los chicos un gorro de lana. Habiéndose dado cuenta de ello Pulgarcito, muy astuto él, cambia los gorros por las coronas, entonces llega el ogro, se equivoca, y degüella a sus propias hijas mientras Pulgarcito y sus hermanos aprovechan para escapar.
* El rey León
Inspirada en Hamlet, la obra de William Shakespeare, la película respeta bastante la historia original, salvo por algunos detalles, como que Ofelia (que en la película sería Nala) enloquece y que, junto al resto de los personajes principales, incluido Hamlet (Simba), termina muriendo de forma trágica.
* La Sirenita
En la versión de Disney, Ariel acude a una bruja para obtener piernas a cambio de su lengua, y sella un trato por el cual debe conseguir que el príncipe le dé un beso de amor verdadero para permanecer como humana. Si no lo consigue, vuelve a ser una sirena.
En cambio, en el relato original escrito por Hans Christian Andersen, la pena por no cumplir es la muerte. Y el amor no es lo único que la motiva a arriesgarse, sino que los humanos poseen alma eterna, mientras que las sirenas, no. Además, la contraparte por tener piernas no es sólo perder la voz, sino que siente que camina todo el tiempo sobre vidrio roto. Adicionalmente, el príncipe termina casándose con otra, a quien por error considera su verdadera salvadora, y Ariel no puede convencerlo de lo contrario, porque se quedó muda. La historia termina con ella tirándose al mar y convirtiéndose en espuma.
* Humpty Dumpty
En la infancia, muchos repetíamos, de manera casi automática, la rima sobre Humpty Dumpty (también conocido en español como Zanco Panco o Tentetieso). Y no nos deteníamos a pensar sobre qué estaba haciendo un huevo antropomórfico (o personificado) sobre una pared y por qué la caballería real necesitaba recomponerlo después de su caída. Atribuimos todas estas rarezas a la fantasía de Lewis Carroll, el autor de Alicia a través del espejo.
Los historiadores creen que el verdadero Humpty Dumpty era un gran cañón de un castillo. Estaba sobre la pared de la fortaleza de la ciudad inglesa de Colchester durante la guerra civil en Inglaterra. En el verano de 1648, los partidarios de Cromwell, con un disparo de un cañón bien dirigido, dañaron la pared debajo de Humpty Dumpty y el arma se derrumbó. Los defensores de la ciudad trataron de colocar dicho cañón en otro lugar, pero este pesaba tanto que “ni todos los caballos ni todos los hombres del Rey” pudieron levantarlo.
Los cuentos de Andersen, como La pequeña vendedora de cerillas, en el cual una pobre huérfana muere bajo la nevada en Nochebuena, mientras intenta calentarse las manos con la llama de las cerillas que no ha vendido. El cuento está dedicado a su madre, debido a su vida de extrema pobreza. Luego están Las zapatillas rojas, en la que el verdugo le tiene que cortar los pies a la heroína para que ésta recobre la paz. El soldadito de plomo con el soldado y su amada bailarina calcinados en la chimenea, y también El abeto, que narra la historia de un orgulloso árbol que vive dichoso en el bosque hasta que lo cortan y lo llevan a una casa principal por Navidad, para adornarlo. El abeto cree que le admiran y le quieren porque todos ríen y cantan a su alrededor, pero cuando terminan las fiestas, es arrojado a la leñera donde tendrá el fin que es de suponer.
Lewis Carroll, desde la ventana de su oficina podía ver a unas niñas en un jardín, eran Alicia Liddell y sus hermanas, Lorina y Edith. Mantuvo una inocente amistad con las niñas, en especial con Alicia y en esta se inspiró para escribir su obra Alicia en el País de las Maravillas. Los sombrereros locos realmente existían. En la elaboración de los sombreros de copa se utilizaba pintura de plomo y elementos como el mercurio y los sombrereros de la época estaban expuestos inhalar esto, a la larga desarrollaban principios de locura.
Tachín, tachán,
A sangre huelo
De un noble inglés,
Aún si no da ni un traspié
¡Todos sus huesos darán
para uno o más purés!
(Juan y las habichuelas mágicas)
~ ¡Hecho divertido! ~
Según los folcloristas, todos los mitos, cuentos de hadas y canciones infantiles que tratan sobre un tipo llamado Jack hablan del mismo tipo. Lo que esto significa es que cada uno de los siguientes: ⚫ Jack Be Nimble (que saltó sobre velas encendidas por diversión) ⚫ Jack el Mata Gigantes (que vendió sus vacas por frijoles mágicos y luego robó y mató a un gigante) ⚫ Stingy Jack (quien engañó al diablo tantas veces que fue expulsado de ambas vidas después de la muerte) ⚫ Jack de Jack y Jill (quien se abrió la cabeza al caer por una colina) ⚫ Jack o’ Lantern (el espíritu del jinete sin cabeza de Halloween) ⚫ Jack Frost (el espíritu que presagia el final del otoño y el comienzo del invierno) Son literalmente el mismo tonto que tomó tantas malas decisiones en la vida que terminó siendo un (dullahan) «Sin Cabeza» de hielo inmortal con una calabaza que le servía de cabeza y linterna.
Terminando con estas hermosas y fatídicas historias, no podemos olvidar algunas historias de otros lugares…
POLONIA:
El personaje más famoso de las historias clásicas infantiles recopiladas en el siglo XIX por Aleksander Afanásiev (mi favorita sin dudas) y el que tienen en común los cinco cuentos maravillosos de esta antología. El primero, «La bruja Baba Yaga», la tiene como protagonista. En los demás, este personaje horrible, con su pata de hueso, su ganchuda nariz azul y sus afiladísimos dientes de acero que vive en una extraña casa en el bosque adopta papeles secundarios y actúa, a veces, en contra de otros personajes (como habitualmente lo hacen las brujas) y, a veces, colaborando para que solucionen sus problemas y encuentren lo que buscan.
«Baba Yaga» es una bruja malvada que aparece en las versiones no oficiales de muchos cuentos infantiles polacos. La historia cuenta que, si te peleabas con tus padres y decidías irte de casa, acababas perdido en los bosques, donde Baba Yaga moraba subida en una pata de pollo (¿fantástico no?) o en una casa hecha de pan especiado. Se desplaza volando en una estupa (especie de mortero o urna de hierro), tiene una pierna esquelética y suele acompañarla un gato, un cuervo, un búho o una serpiente. Pese a que es ciega (total o parcialmente), es capaz de moverse con total soltura gracias a su sentido del olfato. Baba Yaga puede seguir el rastro de tu olor, así que no esperes escaparte de acabar en una olla hirviendo.
Es imposible determinar el origen exacto de esta historia, aunque los expertos afirman que su figura se corresponde con la de una deidad importante de la mitología eslava, pero lamentablemente no quedan registros escritos de esto y la información disponible procede de los cuentos tradicionales. Podía tratarse de una diosa de los bosques vinculada a la muerte (en la cultura eslava, los cadáveres se incineraban y las cenizas se depositaban en una urna o un pilar, de ahí la estupa y la pata de pollo) o un espíritu animal muy poderoso. Con la aceptación del cristianismo, las comunidades eslavas redujeron a Baba Yaga al estatus de demonio o monstruo (algunos académicos la ven como la transición del matriarcado a la sociedad patriarcal).
Baba Yaga es un personaje de la mitología eslava, que habita en los bosques de Rusia. Como todo cuento tiene distintas versiones, según quien la cuente. En Polonia siempre encarna a un personaje malévolo, en Rusia es algo más ambivalente y en ocasiones ofrece ayuda y consejo a quienes se cruzan con ella. Lo hemos escuchado nombrar en el film «John Wick»…
Curiosamente, en Polonia siempre piensan que Baba Yaga es rusa, probablemente porque su nombre no es polaco y porque ambos países nunca se han llevado bien. La triste verdad es que probablemente estemos asustando a nuestros hijos con la historia de una señora rusa con un gato. Lo bueno es que, al menos, todas las versiones modernas que conozco muestran un poco de empatía por ella.
RUMANÍA:
El cuento de «Mamá cabra y sus tres cabritillos» nos enseña que, si no escuchas a tus padres, morirás.
Hubo una vez una cabra que tenía dos hijos muy traviesos y uno bueno. Un día salió y les dijo que no abrieran la puerta hasta que ella volviera y oyeran su voz. El lobo había estado escuchando toda la conversación e intentó imitar la voz de mamá cabra, pero no consiguió engañar a los tres cabritillos. Así que fue al herrero, le pidió que le afilara la lengua y los dientes y volvió a intentarlo. Los dos cabritillos traviesos creyeron el engaño y abrieron la puerta, aunque los tres se escondieron por si acaso. El más bueno de los tres, que era, además, el que más temía al lobo, había escogido el mejor escondite y logró sobrevivir. El lobo devoró a los otros dos a excepción de sus cabezas, que colocó junto a la ventana, modificándoles la expresión para que pareciera que los cabritillos sonreían y hacer creer a su madre que estaban felices de verla. A continuación, el lobo impregnó las paredes de la casa con la sangre de sus víctimas y se marchó. Cuando mamá cabra regresó, su único hijo vivo le contó lo sucedido.
Tras conocer la historia, la cabra decidió invitar a cenar al lobo para honrar a sus dos hijos fallecidos, fingiendo no saber que él era el responsable de su muerte. Hizo sentar al lobo en una silla de cera, bajo la cual encendió un fuego, incendiando la casa y quemando al lobo con ella, mientras ella y su hijo le lanzaban piedras. Fin.
La historia, escrita en 1875 por el escritor clásico Ion Creangă, está incluida en el programa educativo de guardería rumano, para niños de entre 2 y 5 años. Supuestamente sirve para enseñar a los pequeños las consecuencias que tiene desobedecer a sus madres. Con ella también se pretende ayudarles a expresar mejor sus sentimientos.
ITALIA:
En el norte de Italia no solo tenemos a Santa Claus, también está su malvado compañero, «Krampus». Según las historias que nuestros abuelos nos contaban cuando éramos niños, cuando llegaba la Navidad, el diabólico ser peludo –mitad cabra, mitad demonio– se aparecía en las calles pertrechado con varias cadenas y campanas, un manojo de ramas de abedul y un cubo de madera cargado a la espalda. A diferencia de Santa Claus, que premiaba a los niños buenos con regalos, Krampus recorría las calles en busca de los que se habían portado mal para golpearles con los palos. A veces se colaba en las casas por la ventana en plena noche y clavaba sus garras y colmillos en la piel de los niños traviesos para liberar la rabia que había acumulado después de un año aislado. Finalmente, cogía a los niños malos, los tiraba al interior de su cubo de madera y se los llevaba a su guarida, donde los castigaba. Bonita forma de poner a los niños a dormir, ¿no? Lo cierto es que no se trata solo de un cuento para dormir: la noche de Krampus, el 5 de diciembre, los jóvenes de las poblaciones alpinas salían a desfilar por las calles disfrazados como demonios, a menudo estimulados por el alcohol.
Según el folclore alpino de la región de habla alemana, el origen de Krampus es incierto, aunque muchos coinciden en que está vinculado a las tradiciones precristianas. Un breve estudio del tema realizado en 1958 concluía que «en ninguna otra forma están los ropajes del Dios Astado de las Brujas mejor preservados. El abedul –además de su simbolismo fálico- puede estar relacionado con los ritos iniciáticos de algunos aquelarres de brujas».
DINAMARCA:
Se supone que la historia de Karius y Baktus sirve para que los niños se cepillen los dientes y coman cosas sanas. Si no lo hacen, unos amenazantes troles les agujerearán los dientes para crear sus hogares y establecerse en ellos.
La historia es la siguiente: había una vez un niño llamado Jens que nunca se limpiaba los dientes y al que le encantaba comer dulces. Como consecuencia, el trol de pelo negro Karius y su hermano pelirrojo, Baktus, agujerearon los dientes de Jens, los convirtieron en horribles casas de trol y vivieron una vida próspera en su boca. Aquellos monstruitos sádicos, armados con picos, se pasaban el día componiendo rimas sobre sus comidas azucaradas preferidas y cantando mientras martilleaban y perforaban los dientes de Jens, discutiendo si sería mejor crear su vivienda en el incisivo o el molar del muchacho. Lo que más temían era –lo habéis adivinado- el cepillo de dientes. Mientras Karius comentaba alegremente que hacía semanas que Jens no se cepillaba los dientes, Baktus se encogía al pensar en aquella época horrible en la que el chico solo comía zanahorias y pan de centeno. Los troles se alegraban enormemente cada vez de que Jens se comía una pasta o alguna chuchería cargada de glucosa y cantaban sobre cómo crecían “gracias al caramelo y al pastel”. Soñaban con el día en que la boca del pobre Jens estuviera tan podrida que pudieran invitar a toda su progenie a vivir allí. Al final, Jens se arma de valor y va al dentista, quien desaloja de su boca a aquellos malvados bichos de una vez por todas.
La historia original fue creada en 1949 por el escritor infantil, compositor e ilustrador noruego Thorbjørn Egner y se publicó por primera vez en Dinamarca en 1958. Desde entonces, se ha convertido en un cuento obligado de buenas noches que ha pasado de generación en generación. Hoy puede encontrarse en formato de libro y audiolibro, y se representa en gran número de espectáculos de marionetas y obras de teatro. La historia ha sobrevivido a su autor y sigue con su misión de fomentar los hábitos de higiene dental y alimentación sana entre los niños.
AUSTRIA:
Uno de los cuentos breves que han tenido que soportar la mayoría de niños austriacos es el del “Chupadedos”. La historia la escribió en el siglo XIX un médico alemán llamado Heinrich Hoffmann, que tenía un concepto de la educación infantil bastante jodido. El tipo escribió muchos cuentos populares, como el del niño que se ahogó porque se pasaba el día soñando despierto o el de la niña que murió quemada viva porque “no se juega con cerillas (fósforos)”. Así que este señor es un ejemplo perfecto del estereotipo del «cuidado infantil teutón de toda la vida».
Como ya habrán supuesto, el “Chupadedos” trata sobre un niño llamado Konrad que no dejaba de chuparse el dedo. Su madre le decía que parara, pero él la ignoraba, así que le advirtió de que, si no dejaba de hacerlo, vendría un sastre chalado y le cortaría los dedos. Quizá ahora suene un poco raro, pero en el contexto del siglo XIX podría ser una forma muy adecuada de asustar a tus hijos para que te hagan caso.
Y entonces viene la parte rara. La madre de Konrad tuvo que salir, momento que aprovechó el sastre para hacer su aparición y perseguir a Konrad con sus enormes tijeras. Cuando lo atrapó, le cortó los dedos al pobre muchacho. Aunque aquí se ha contado la historia de forma prosaica, originalmente estaba escrita con rimas que la hacían aún más espeluznante. ¿Qué clase de rima infantil fácil de recordar cuenta la historia de un niño que casi muere desangrado porque le han cortado los pulgares por… bueno, por chupárselos?
ESPAÑA:
Aquí tienen la historia del hombre del saco («el viejo de la bolsa»). Se trata de un tipo muy feo que recorre las calles de noche con un saco vacío a los hombros, en el que mete a niños perdidos, a los que se han portado mal durante el día o a los que no quieren irse a la cama por la noche. Una vez en el saco, nadie sabe qué les pasa a esos niños o adónde los lleva el hombre del saco. Lo más preocupante de esta historia es que ese hombre existió de verdad, más o menos. Había varias personas implicadas en el caso, que ocurrió en 1910 en Almería. Según los informes policiales de la época, un hombre al que llamaban “el Moruno” pagó un montón de dinero a un curandero para que le curara de la tuberculosis. El médico le indicó que bebiera la sangre de un niño y que se masajeara el pecho con sus tripas. Y así lo hizo; el curandero y otros dos hombres secuestraron a un niño y lo metieron en un saco; luego le rajaron la axila para extraerle la sangre, que ofrecieron a “el Moruno”, y finalmente aplastaron el cráneo del muchacho con una roca. Después vino la carnicería: lo abrieron, le sacaron la grasa y las tripas y las restregaron sobre el pecho de “el Moruno”. El trabajo ya estaba hecho, pero debido a desavenencias económicas, uno de los hombres acabó denunciando todo lo ocurrido a la policía. Los tres hombres fueron sentenciados a muerte. Todavía hay gente en Almería que recuerda las canciones que se solían cantar en la época sobre aquella horrible historia. Era tan terrible que todavía hoy asustamos a los niños diciéndoles que si no se portan bien va a venir el hombre del saco.