He aquí algunas manifestaciones relacionadas con la cotidiana vida escolar, que nunca perderán vigencia, porque siempre habrá un viejo de historia que las extraiga del baúl de los recuerdos y busque encontrar el origen de tal aseveración.
Algunas expresiones, hasta parecen perimidas (obsoletas). Son “del tiempo de ñaupa” pero, aunque parezca “cosa e’ mandinga”, constantemente renacen como el Ave Fénix. Dichas expresiones o refranes populares “tienen más años que Matusalén” y sin embargo siguen diciendo presente en los patios de las escuelas argentinas.
“La letra con sangre entra”
Aunque pedagógicamente en la actualidad resulte inconcebible un planteo tal, por ahí quedan resabios de aquel modo de enseñanza tradicional. Seguramente, sin llegar a extremos de violencia como en tiempos antiguos y medievales, la expresión en su contemporánea y justa interpretación contextual (o sea: necesaria responsabilidad, dedicación, constancia, esfuerzo, el suficiente tiempo de estudio) sigue teniendo adherentes, y obviamente, lejos estamos de aceptar la concepción brutal de aquellas épocas lejanas cuando fue acuñada.
Lo cierto es que dicha manifestación caló fuerte en España. Su gran difusor fue un cuadro de Francisco de Goya pintando en 1779 que se exhibe en el Museo de Zaragoza llamado “La letra con sangre entra”, donde el maestro está castigando en las nalgas al estudiante ante la mirada impávida de sus compañeros.
¡Este curso es “un viva la Pepa”!
La expresión hace referencia a cierto desorden colectivo, con festiva irreverencia juvenil donde parece que todo diera lo mismo. Podría complementarse con otros dichos históricos que todos hemos escudado de la Señorita, el Profe, la Prece o el Director. Este curso “es un viva la Pepa”: “¿a qué se debe tanta jarana?”; “ustedes se toman todo a la chacota”; “basta de jolgorio”; “controlen esas pachotadas (disparate, dicho necio o grosero) los grandulones y dejen de cotorrear las comadres”. En el fondo, estamos ante un curso “bochinchero” que suele pasarse de la raya.
Yendo al grano, diremos que esa “Pepa” de la expresión popular no es una dama. Nació como un grito de libertad y antimonárquico en España durante 1812 cuando se sancionó la primera constitución liberal. Dicha constitución (también denominada Constitución de Cádiz) establecía la soberanía en la Nación (ya no en el rey), la separación de poderes, el sufragio universal masculino indirecto, la libertad de imprenta, el derecho de propiedad, la abolición del feudalismo, la igualdad entre peninsulares y americanos y la finalización de la Inquisición española. Evidentemente un paso muy revolucionario para ese momento.
¿Por qué Pepa? Porque fue sancionada el 19 de marzo, justo el día de San José, a quien cariñosamente se lo relacionó con el apodo Pepe. Y cuando Fernando VII volvió al trono y derogó la constitución liberal, el grito rebelde antimonárquico se escondía desde el anonimato manifestando: “Viva la Pepa”. O sea: Viva la constitución sancionada el día de San José.
El tiempo opacó su sentido primario (revolucionario y de oposición política a la monarquía) aunque mantuvo el espíritu de distensión y libertad.
“Ustedes están en Babia”
No quisiera hablar por “boca de ganso”, pero es una expresión despectiva. Estar en Babia, era estar como en otro lado. Distraído. Una especie de “zanguango” (torpe) que estaba, diríamos comúnmente: “en La Luna”. El típico “cabecita de novia” que parecía “caído de un catre”. Disperso; hasta ingenuo.
Pero debemos acotar que lo que parece un adjetivo, sigue siendo, tras siglos, un sustantivo propio. Babia es una comarca (un pueblo) de la provincia de León (España). Posee una gran cantidad de arroyos que riegan sus praderas, convirtiéndola en una zona históricamente ganadera.
¿Pero quién se fue a Babia, y durante que circunstancia? Cuenta la historia que el Rey Alfonso VIII (1158 – 1214) en vísperas de librarse en Jaén la trascendental Batalla de Navas de Toledo (16 de julio de 1212) que enfrentaba a los ejércitos cristianos (castellanos, aragoneses, navarros, leoneses y hasta portugueses) anhelando reconquistar el sur español contra los bereberes del califa Muhamad Al – Nasir, se desligó de sus responsabilidades reales y partió al veraniego castillo de descanso que poseía (precisamente) en Babia. ¿Dónde está el rey?, preguntaban. Distendido, relajado, despreocupado, disperso, estaba en Babia.
No quiero “sembrar cizaña” (cizaña: yuyo malo que crece junto al trigo; por aquella parábola bíblica del Antiguo testamento: Mateo 13: 24-30), pero debemos reconocer que Alfonso estuvo “papando moscas” mientras los suyos se jugaban el pellejo. Él estaba en Babia.
Final de nota: Adelante maestro
“Cada maestrito con su librito”, es por eso que elegimos esta manera de homenajear a todo ese inmenso colectivo docente que hizo, y hace diariamente, grande a la escuela pública (de gestión estatal o privada) recordando con afecto algunas expresiones tan caras a nuestros sentimientos y que seguirán perdurando por siempre en nuestra memoria.
Y si bien “la música amansa las fieras”, espero que de una vez y para siempre, los discursos (cantos de sirenas) se conviertan en hechos concretos y quede absolutamente enterrado para siempre ese peyorativo dicho: “con más hambre que maestro de escuela”. Lo digo, porque el diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo. Entonces, por favor, “a ponerse las pilas”.
Fuente: MDZ | Gustavo Capone
Porqué no cuentan de qué se ríen, así nos reímos todos?
Aunque suene como una bobería o sacado del baúl de los recuerdos… en muchos lados y en muchas bocas se escucha seguido la frase: «Hay que aggiornarse», algo totalmente entendible si es que quien lo dice estuvo ausente por algún tiempo y necesita que le informen lo que sucedió en ese tiempo de ausentismo.
Pero vamos a ver, ese modismo es una expresión de alguien que lo dice todo el tiempo con la mente puesta en el futuro (suponemos), entonces lo lógico es que debería utilizar la expresión «Debemos innovar», si es que desea conectar con los más jóvenes… porque esa es la meta, traer información que les abra el cerrojo de esa barrera generacional y cultural que nos ha obligado a aventurarnos en la tecnología sin paracaídas (y con poco o nulo conocimiento por ser del milenio pasado, o como nos dicen: «añejos, vetustos, arcaicos»).
Yo me bloqueo cada vez que escucho decir esa frase («Hay que aggiornarse»), se me tilda la neurona… en casa se enojan porque me pongo en «Sargentona» cuando trato de explicarles el porqué de mi enfado. Aunque quizás en mi pequeño pedacito de mundo, no veo que la realidad de muchos está lisa y llanamente detenida en el tiempo, en muchos casos solamente llegamos al punto de «ponernos al día con la tecnología» porque no hay manera de echarle mano a nada más.
En estos tiempos tan acelerados necesitamos ir cientos o quizás miles de pasos adelante, ya no alcanza con ir de la mano, debemos ver como fluye la educación con las novedades en tecnología. Estamos viendo que las IA ocupan cada vez más lugares en todo, educación es el que lleva el primer puesto… los chicos de esta Generación X ya sólo utilizan cualquier herramienta digital sin conocerla casi, digamos que por intuición y no le tienen miedo a nada, ellos saben que los adultos no pueden seguirles el ritmo, estamos pasmados ante el avance de la tecnología. Innovar en educación no es tarea fácil, pero hay herramientas y acciones que pueden ir cambiándola y mejorándola, seamos proactivos.
Como nos han dicho cientos de veces: «El saber no ocupa lugar«, y también podemos aprender de esta otra: «Salomón, que tanto sabía, de los niños aprendía».
No gente, no hay que tener miedo, debemos usar todas las herramientas que hay disponibles y hay que enfrentarlo, cada vez nos vamos a meter más de lleno en el sistema, tenemos que adelantarnos, crear o evolucionar junto a las nuevas tecnologías. Porque nos van a seguir tildando de arcaicos, pero vamos a poder mostrar que nosotros también estamos dispuestos a avanzar e innovar.