Aunque existen dudas, se cree que nació un 24 de junio. Sí, está establecido que era zambo, de padre indígena y madre africana. En apenas 15 minutos de la batalla de San Lorenzo, su heroico accionar le dio la muerte y la gloria.
Fue una escena de película. El coronel José de San Martín, cuando al frente de su compañía cargaba a sable y lanza esa madrugada del 3 de febrero de 1813 contra los realistas que habían desembarcado frente al convento de San Carlos, su caballo bayo de cola cortada al garrón recibió un tiro de metralla en el pecho. El animal se encabritó y luego cayó pesadamente, aprisionándole a su jinete su pierna derecha. Los granaderos de la primera compañía dudaron al ver a su jefe caído, aunque rápidamente se reagruparon cuando escucharon el “¡Viva la Patria!” del capitán Justo Germán Bermúdez, que arremetía contra los españoles por uno de sus flancos.
Soldados realistas lo rodearon. Pretendían tomarlo prisionero o bien matarlo. Un español quiso ultimarlo de un sablazo y alcanzó a herirlo en la mejilla izquierda al momento que San Martín movió su cabeza. Otro realista arremetió con su bayoneta, pero el puntano Juan Bautista Baigorria le dio muerte. Y cuando el correntino Juan Bautista Cabral, pie a tierra, tomaba por los hombros a San Martín, fue herido de muerte.
Peón y soldado
El zambo Juan Bautista Robledo había nacido en un paraje en las afueras de Saladas, un poblado del oeste correntino, entre 1780 y 1790. Era hijo natural de José Jacinto Cabral y Soto y de la esclava Carmen Robledo, quien luego se uniría a un indígena guaraní de nombre Francisco. Ambos trabajaban en el establecimiento rural de Luis Cabral y de su esposa Tomasa Casajus y Casajus. Cambia su apellido a Cabral en 1812 , al enrolarse en el ejercito.
Juan Bautista trabajaba como peón en Buenos Aires cuando, de pronto, se vio peleando en la segunda invasión inglesa. Se cuenta que estuvo cerca de la muerte cuando debió esconderse en un rancho ante el avance inglés, cuyos soldados pasaban degollando.
Estaba en su provincia nuevamente cuando a fines de 1812 fue reclutado, junto a otros compatriotas, por el teniente coronel Toribio de Luzuriaga. Ese contingente llegó a Buenos Aires apretujado en un barco y él sería destinado al regimiento que había creado San Martín y que funcionaba en lo que hoy es la actual Plaza San Martín.
El corpulento Cabral fue incorporado a la primera sección del primer escuadrón.
Los heridos del combate de San Lorenzo fueron llevados al convento. En el refectorio, improvisado hospital, Cabral dejó de existir.
Insisten que sus últimas palabras fueron en lengua guaraní: “muero contento, hemos batido al enemigo”.
Fue sepultado cerca del pino «histórico del convento».
Cabral histórico
Cuando el combate finalizó, San Martín solicitó al gobierno un auxilio económico para las familias de los granaderos muertos, e incluyó a Cabral.
El santo y seña en el escuadrón que aún se mantenía en el campo de batalla era: “Cabral, mártir de San Lorenzo”.
San Martín erigió un modesto cenotafio en el antiguo campo santo del convento en memoria de su coprovinciano. Fue enterrado junto a la pared sur del cementerio. Y a su regreso a Buenos Aires, mandó colocar en la parte exterior y sobre la puerta de entrada del cuartel de Granaderos, en el Retiro, un tablero oval con la inscripción: “Al soldado Juan Bautista Cabral. Murió en la acción de San Lorenzo el 3 de febrero de 1813. Sus compañeros le tributan esta memoria”. Desde el jefe hasta el último soldado debían saludar esta inscripción cuando ingresaban al cuartel. Así se hizo hasta que el regimiento fue disuelto cuando finalizó la guerra contra el Brasil.
Algunos historiadores aseguran que por su brillante desempeño, apenas incorporado fue ascendido a cabo y luego a sargento; otros, dicen que es parte de un mito y que resulta poco probable que en escasos cuatro meses Cabral haya promocionado de esa manera. Y en los partes de San Martín, se alude al “soldado Cabral”.
Lo cierto es que cuando todas las tardes, en la lista mayor, el sargento primero encargado del primer escuadrón pasaba lista y llamaba “Juan Bautista Cabral”, el sargento más antiguo respondía:
“Murió en el campo del honor, pero existe en nuestros corazones. ¡Viva la Patria, Granaderos!”
Que toda la compañía aún repite al unísono. Es un homenaje no solo a los miles de negros que derramaron su sangre en las guerras por la independencia, sino también a ese zambo correntino, al que le alcanzó un cuarto de hora para pasar a la historia.
Fuente: Infobae
Juan Bautista Cabral (Saladas, Corrientes, ca. 1789 ~ San Lorenzo, 3 de febrero de 1813)
Biografía:
Juan Bautista Robledo había nacido en Saladas, Corrientes, entre 1785 y 1790. Era un desconocido correntino, hijo de Carmen Robledo, de condición esclava y su padre fue José Francisco, un aborigen del lugar, peón de la estancia de Tomasa Casajus, quien luego se casó con Luis Cabral.
La fecha de su nacimiento se desconoce pues el acta bautismal no se ha encontrado. El desaparecido «Convento de Santo Domingo Borromeo» (entonces situado en el paraje Santo Domingo a dos leguas de la Colonia Cabral), donde pudo habérselo inscripto, sufrió un incendio en el que se perdieron los primeros libros de Actas de Bautismo. Existen versiones que dichos libros fueron llevados por un religioso ante la invasión de Andresito Guacurarí Artigas y los indios guaraníes que formaban su milicia a quienes se les atribuye también el incendio.
Hijo natural de la negra de origen angoleño, Doña Carmen Robledo y el indio José Francisco. Cabe señalar que don Luis Cabral (quien le dió el apellido) se casó con Doña Tomasa de Casajús, recién en el año 1805. En 1812 al enrolarse en el ejército, Juan Bautista Robledo, (recién en ese año tomó el apellido), cambiando a Juan Bautista Cabral, apellido que quedó en la gloria de la Patria.
En el combate de San Lorenzo, el caballo del general José de San Martín fue muerto por una descarga enemiga; al caer, el corcel aprisionó una pierna del Libertador, que hubiera probablemente muerto, de no mediar la oportuna ayuda de Cabral, quien lo libró del peso del caballo.
Durante la escena, Juan Bautista Cabral recibió dos heridas, expirando dos horas después. Pronunció las palabras: “¡Muero contento, hemos batido al enemigo!”, que la historia conserva. Fue sepultado cerca del pino histórico del convento.
Juan Bautista Cabral era un granadero sin rango. La posteridad lo ha ascendido a Sargento en un acto justiciero y espontáneo. Fue inhumado con sus otros trece compañeros de gloria, junto al muro sur del cementerio del Convento de San Carlos.
Para inmortalizar su acción, se ordenó colocar en la puerta del Cuartel de aquella ciudad, esta leyenda (6/V/1813): “Juan Bautista Cabral murió heroicamente en el campo de honor”.
Durante mucho tiempo revistó en la lista mayor del regimiento, contestando el sargento más antiguo: “Murió en el campo de honor, pero existe en nuestros corazones”.
En Saladas, su tierra natal, precisamente en la Plaza Cabral se le erigió, a mediados de la década de 1940, un monumento en bronce, ejecutado por Juan Carlos Oliva Navarro, (1888-1951) Escultor uruguayo, naturalizado argentino.
El Monumento del Sargento Juan Bautista Cabral, enclavado en el centro de Plaza Cabral de la ciudad de Saladas, luce su porte de custodio a pie firme, haciendo guardia con el sable desenvainado al hombro, que lo simboliza como el “soldado heroico” de la batalla de San Lorenzo.
En su tierra natal, se le honra nombrando a una calle, un Centro Cultural, una plaza, una terminal de ómnibus, un paraje, un Centro Tradicionalista y la Escuela Centenaria Nº 617 “Sgto. Juan Bautista Cabral” y la desaparecida “Cooperativa Agrícola “SARGENTO CABRAL” Limitada Industrial y Comercial” (Ex “Desmotadora”, cuyas ruinas edilicias, se hallan en el barrio Centenario), entre otros.
Cada 3 de febrero, en cuanto se conmemora su paso a la inmortalidad, el pueblo de Saladas le tributa honores a su héroe máximo. Este día es Feriado permanente en jurisdicción del Departamento Saladas, dispuesto por Decretos Provinciales 225/98 y 2580/86 y ampliado por Decreto Provincial 6979/89, a los cuales el Municipio de Saladas se halla adherido por Ordenanza Municipal Nº 27/10, de fecha 4 de agosto de 2010.
Fuente: Municipalidad de Saladas (Corrientes)
Es poco lo que se conoce de la vida de Cabral, se sabe que nació en la provincia de Corrientes, la ciudad natal: «San José de las Siete Lagunas Saladas» o, más sencillamente, Saladas. (en la localidad que hoy lleva su nombre).
Para explicar tanto la advocación patronal de San José como el origen del nombre hay que recurrir a tradiciones orales y a conjeturas. Los orígenes de Saladas son difusos y se remontan a fines del siglo XVII y comienzos del XVIII. Un portal local afirma que «si bien el pueblo de Saladas no tiene un acto de fundación propiamente dicho, se reconoce como tal, de manera simbólica, el 19 de noviembre de 1732, aunque se adjudica el descubrimiento de la zona que se conocería con el nombre de Las Lagunas Saladas al Capitán Baltasar Maciel en el año 1676 según los primeros registros escritos de estas exploraciones».
El mismo portal aporta información acerca del escudo local, cuyas partes principales transcribimos:
«Por gestiones iniciadas por autoridades municipales en el mes de julio de 1982, se encomendó al Estudio del Arquitecto Edgardo H. Pinto, la confección del Escudo Municipal de Saladas».
«Por Ordenanza Nº 04/83, de fecha 24 de marzo de 1983, se aprobó el diseño y estableciendo al mismo como “Escudo Municipal”, disponiendo su implantación en todos los edificios y oficinas municipales».
Dicha ordenanza, firmada por el entonces intendente, Juan Carlos Noya, establecía en su articulo segundo que se debían arbitrar los medios para que el nuevo escudo municipal apareciera en todos los impresos oficiales. Hasta entonces la localidad usaba, «como logotipo de la Municipalidad», en sus documentos oficiales, «el primer Escudo de la provincia de Corrientes».
Se añade allí una descripción del escudo, y su simbolismo, que parecen tomados del sitio del señor Walter van Meegroot. La transcribimos con algunas correcciones gramaticales.
Forma:
Cuadrilongo, borde inferior redondeado, cortado, filiera de sable, timbrado.
Trae en el primer cuartel sobre tapiz superior de gules aclarado de oro una elevación de sinople a diestra enfrentada con una similar a la siniestra y en el horizonte casas a la diestra y tres palmeras a la siniestra; sobre tapiz inferior de azur ondeado de plata una forma zigzagueante de su color.
Trae en el segundo cuartel sobre tapiz de gules dos estrellas de plata y sobre la punta un lema toponímico de letras capitales ariales de sable en arco.
Ornamentos:
Como timbre un sol naciente de oro aclarado de gules con diecinueve rayos de lo mismo flamígeros y rectos alternados.
Dos ramas de laurel foliados de sinople por tres dobles cruzados en la punta y brochante una cinta terciada en faja de azur celeste y plata plegada en los extremos sobre sí misma.
Brochante de los bordes del blasón a modo de bordura de plata (gris) forro de sable interrumpida en las partes medias formando una cruz virtual».
Simbología:
En el primer cuartel se han puesto de forma paisajista las lagunas Soto y Chilca, que rodean a la población con su desaguadero; casas y palmeras y los sembradíos de arroz de su zona.
El campo inferior de color rojo simboliza el federalismo y las dos estrellas a sus héroes.
La cinta con los colores patrios, su pertenencia a la nación.
Las cuatro interrupciones de la bordura simbolizan la cruz que determina su fe religiosa.
Cuando contaba con unos veintitrés años de edad se incorporó al ejército en un contingente reclutado por el gobernador de Corrientes, Toribio de Luzuriaga. Enviado a Buenos Aires, ingresó en 1813 al segundo escuadrón del recién creado Regimiento de Granaderos a Caballo.
De acuerdo a la biografía que transmite Pastor Obligado, su diligencia y capacidad de mando le granjearon galones de cabo para diciembre de ese año, y de sargento al siguiente; la que recoge Bartolomé Mitre en su monumental Historia de San Martín y de la Emancipación Americana, por el contrario, lo hace soldado raso a la fecha del combate.
Independientemente de su grado, se dice que su acción crucial tuvo lugar a poco de comenzada la refriega, cuando el fuego enemigo derribó la montura de San Martín y aprisionó a éste debajo de su caballo. Desafiando la tropa enemiga, que se aproximaba cargando con bayonetas, Cabral desmontó y ayudó al coronel a incorporarse.
Los detalles exactos de la acción no se saben. Pero en algunas interpretaciones, Cabral interpone su cuerpo como escudo entre las bayonetas realistas y San Martín, lo que demostró su gran valentía y honor para salvar al General. Con todo, resultó gravemente herido en la acción. Si bien no murió en el campo de batalla sino en el refectorio del vecino convento de San Lorenzo, utilizado como hospital de campaña tras el enfrentamiento. La leyenda, iniciada en una carta dirigida por San Martín a la Asamblea del Año XIII, le adjudica en su lecho de muerte la máxima «Muero contento, mi General, hemos batido al enemigo»:
No puedo prescindir de recomendar particularmente a la familia del granadero Juan Bautista Cabral, natural de Corrientes, que atravesado el cuerpo por dos heridas no se le oyeron otros "ayes" que los de "viva la patria", "muero contento por haber batido a los enemigos". * San Martín, carta a la Asamblea.
Según Bartolomé Mitre, en su “Historia de San Martín y de la Emancipación Sudamericana”, el grado de sargento le fue concedido «Post Mortem» en mérito a su arrojo en la batalla. Esta versión aún hoy se discute ya que se sabe que en ese momento de la historia no existía tal reconocimiento.
El humanismo de San Martín
En una nota del 27 de febrero, San Martín le pidió al Triunvirato que atendiera especialmente la situación de las viudas y las familias de los caídos, un deber que entonces, como ocurriría también después, los funcionarios públicos no respetaban puntualmente.
El lenguaje y el contenido del pedido de San Martín, en el que vuelve a recordar a los héroes de la jornada, no son los habituales y hablan de su profundo humanismo:
“Como sé la satisfacción que tendrá V.E. en recompensar a las familias de los individuos del regimiento, muertos en la acción de San Lorenzo, o de sus reclutas, tengo el honor de incluir a V.E. la adjunta relación de su número, país de nacimiento, y estado. No puedo prescindir de recomendar particularmente a V.E., a la viuda del capitán Justo Bermúdez, que ha quedado desamparada con una criatura de pecho, como también a la familia del granadero Juan Bautista Cabral, natural de Corrientes que, atravesado con dos heridas, no se le oyeron otros ayes que los de ‘Viva la patria, ¡muero contento por haber batido a los enemigos!’; y efectivamente a las pocas horas falleció, repitiendo las mismas palabras”.
(V.E. abreviatura de Vuestra Excelencia)
Como se ve, el jefe vencedor no les dejaba muchas alternativas a las autoridades porteñas y su pedido tuvo una respuesta favorable por parte del Triunvirato, como puede leerse en el siguiente decreto firmado el 6 de marzo:
“Considérense a las viudas de los valientes soldados que han rendido su vida en defensa de la patria y escarmiento de piratas agresores, con las pensiones asignadas según sus clases, y muy particularmente a la viuda del capitán Bermúdez; fíjese en el cuartel de granaderos un monumento que perpetúe recomendablemente la existencia del bravo granadero Juan Bautista Cabral en la memoria de sus camaradas, y publíquese el presente oficio con este decreto, y la adjunta nota en la gaceta ministerial para noticia y satisfacción de las interesadas, tomándose razón en el Tribunal de Cuentas”.
Controversia
Inicialmente, su color de piel no estaba del todo claro. Una multitud de historiadores y de la población argentina lo dio por blanco en un inicio. Se le ha representado de esta forma en múltiples ocasiones, e incluso los que lo representaban de piel negra, no lo hacían con sus rasgos africanos típicos, si no de tez morena y con rasgos guaraníes. Incluso hoy en día, una buena parte del público permanece escéptica a pensar que fuera negro, e incluso se rechaza la idea de que era esclavo.
Legado y homenajes
La historia lo ha convertido en un héroe nacional, y existen numerosos monumentos erigidos en su honor: figura prominente en el texto de la «Marcha San Lorenzo», obra de Carlos Javier Benielli y Cayetano Alberto Silva que expresa «Cabral Soldado Heroico, cubriéndose de gloria, cual precio a la victoria, su vida rinde, haciéndose inmortal. Y allí salvó su arrojo, la libertad naciente de medio continente, honor, honor al Gran Cabral»; nótese que el poeta mendocino al anotar el grado del correntino pone genéricamente Soldado, evitando caer en el tema de la Sargentia discutida de la que tanto han hablado Pedro Pablo Haas en su libro Cabral Sargento Epónimo, luego editado en 2004 como Cabral Soldado Heroico y el Profesor Horacio Fórmica en sus Trabajos del Congreso Sanmartiniano del Regimiento de Granaderos en 2013. También se encuentran homenajes en un tango de Manuel Campoamor, Sargento Cabral, que recuerda la hazaña. Asimismo sucede también en un chamamé, típica música correntina que lo homenajea.
En su honor, la Escuela de Suboficiales del Ejército «Sargento Cabral» lleva su nombre. Es una escuela militar del Ejército Argentino, su función es la formación de suboficiales de armas y especialidades. Se encuentra dentro de la Guarnición de Ejército «Campo de Mayo», Campo de Mayo, (Ruta 202 y Ruta 8, San Miguel, Provincia de Buenos Aires)
Un último detalle: cuando las tropas alemanas desfilaron victoriosas por los Campos Elysseos, después de la conquista de Francia y durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), lo hicieron con la «Marcha de San Lorenzo». (Ver información en el Cancionero AE)
«Sargento Cabral»
Los Chalchaleros
Heroico y bravo jefe del Ande
Tu venia pido mi general
Para cantarle al viril sargento
De granaderos Juan B. Cabral
Ese sargento de granaderos
Raza de toro y yaguareté
Abad vera de pelo duro
Más correntino que el yacaré
Oh mi sargento de granaderos
Esta guitarra te cantará
Porque en el alma del correntino
Tu nombre grande no morirá
Ese sargento que en San Lorenzo
Como un valiente siempre peleó
Y por salvarte nomás mi jefe
Como un valiente también murió
Te dijo entonces sobre la muerte
Con la entereza de un gran titán
Muero contento hemos batido
Al enemigo che capitán
Oh mi sargento de granaderos
Esta guitarra te cantará
Porque en el alma del correntino
Tu nombre grande no morirá
Perdón mi patria de La Argentina
Perdón Corriente sabaneta
Si es que profano con este canto
La gloria eterna del Paraná.
Compuesta por: Pedro Sánchez / Carlos Alberto Castellan
«Sargento Cabral»
Los Alonsitos
“Bajo las carpas del campamento,
por esos campos del taragüy,
Montando guardia con su guitarra,
Aquel soldado cantar oí.” (Estrofa hablada)
Heroico y bravo jefe del ande
Che General José San Martín
Tucha nde rera tucha nde gloria
Tucha nde genio de paladín…
Pero che humilde soldado raso
Nde rupá lado peayú a cantar
A la modesta gloria de un tape
Que hoy es orgullo del Paraná…
Nde venia jefe che ayerureva
Nde venia pido che General
Para cantar al viril Sargento
De Granaderos Juan B. Cabral…
O che Sargento de Granaderos
Raza de toro y yaguareté
Avá de veras piré jatava
Más correntino que el yacaré…
O che Sargento que en San Lorenzo
como un valiente co’ ñeraro
Y por salvarte nomás che jefe
Meta y valiente también murió…
Y dijo entonces ante la muerte
Con la entereza de un gran titán
Muero contento hemos batido
Al enemigo che Capitán…
Che amanoro nicó amanoma
Ani che jefe ereyá pura
Adiós che patria muero
Porque a los gringos ya derrotá…
O che Sargento de Granaderos
Esta guitarra te cantará
Porque en el alma del correntino
Tu nombre grande no morirá…
«Homenaje al Sargento Cabral»
La Mona Jiménez
Hay un lugar que tiene cosas, que no tiene cualquier lugar
esa esquina tiene magia, tunga tunga y mucho más…
donde yo voy con mis amigos, donde las horas no pasan jamas
por eso te rindo homenaje mi querido sargento cabral.
Sargento sos un sentimiento, y por eso te quiero cantar
aqui pase grandes momentos, repletos de felicidad
vos sos esa esquina perfecta de mi cordoba capital
por eso levanto mi copa, y por ti!!!
hoy quiero brindar!!!
Sargento sargento sargento, mi querido sargento cabral
sos parte de este movimiento cuartetero de verdad
sargento sargento sargento, sos una sensacion especial
que corrre dentro de mi pecho, mi querido sargento cabral.
Quisiera correr las agujas del reloj y acelerar el tiempo
para que pasen los dias, porque es lunes y ya siento…
correr corre por mi cuerpo, una sensacion especial
y que llegue pronto el viernes, para que pueda yo cuartetear.
Te quiero sargento te quiero, y jamas yo te voy a olvidar
en ti se respira cuarteto, te nombro y me pongo a bailar
vos sos esa esquina perfecta de mi cordoba capital
por eso levanto mi copa, y por eso yo quiero brindar.
Sargento sargento sargento, mi querido sargento cabral
sos parte de este movimiento cuartetero de verdad
sargento sargento sargento, sos una sensacion especial
que corrre dentro de mi pecho, mi querido sargento cabral. ♪♪♪♪