A través de la Ley provincial 5131 se establece el 24 de agosto en referencia al nacimiento de Mercedes Tomasa en 1816, la hija de José de San Martín.
En el año 1814, llegaron a Mendoza, el General José de San Martín y su esposa Remedios de Escalada. Se radicaron en la casa de la familia Álvarez ubicada en el actual domicilio de la calle Corrientes 343 de la ciudad de Mendoza.
En ese lugar el 24 de Agosto del año 1816, nació la única hija del General San Martín, cuando se encontraba en plena formación del Ejército de los Andes, que daría libertad a Chile y Perú, asegurando la independencia Argentina.
El 24 de enero de 1817, el General San Martín dejó su familia y partió para cumplir un sueño americanista. Cumplido su sueño regresa al país y la reciente muerte de su esposa, las guerras fratricidas que inundaban de sangre nuestro país, los agravios de que eran objeto y fundamentalmente su deseo de dedicarse a la educación de su hija, lo llevaron a tomar la decisión de abandonar nuestro país y partir con su hija a Europa.
Cumplida su misión americanista, centró su vida en la educación y formación moral de su hija huérfana de madre partiendo a Europa en voluntario ostracismo.
Ya en el viejo continente redactó las Máximas para su hija (Bruselas, 1825) que constituyen un verdadero plan educativo de índole moral, que conserva plena actualidad a pesar del paso de los años. En su testamento declara San Martín «Todos mis anhelos no han tenido otro objeto, que mi hija amada.»
«MÁXIMAS PARA MI HIJA»
- Humanizar el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que no perjudican.
- Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.
- Inspirarla a una gran confianza y amistad pero uniendo el respeto.
- Estimular en mercedes la caridad con los pobres.
- Respeto sobre la propiedad ajena.
- Acostumbrarla a guardar un secreto.
- Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones.
- Dulzura con los criados, pobres y viejos.
- Que hable poco y lo preciso.
- Acostumbrarla a estar formal en la mesa.
- Amor al aseo y desprecio al lujo.
- Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad.
En el año 1953 la profesora Lucia Zuloaga de García Sada, presentó ante la Dirección General de Escuelas de Mendoza la iniciativa de declarar el 24 de Agosto como «Día del Padre» la cual por resolución 192-T-53 fue aceptada.
Después de tres años de tramites la profesora ZULOAGA consiguió que el Consejo de Educación de la Nación resolviera afirmativamente el proyecto y dispusiera la inclusión de la celebración «24 de Agosto, Día del Padre», en el Calendario Escolar de todo el País.
Según el expediente 84056/56 del 22 de Octubre de 1956, El Concejo Nacional de Educación, resolvió oficialmente instituir en el calendario escolar, el día del padre, que se conmemora el día 24 de agosto en todos los establecimientos de la repartición.
Este expediente fue firmado por Luis Norberto MAGNANINI (Presidente del Concejo Nacional de Educación) y Alejandro NOGUES ACUÑA (Secretario General del Concejo Nacional de Educación).
El Concejo Nacional de Educación, en 1957, ante la presión de diversas asociaciones, dirigentes y diversos grupos económicos, olvidó incluir la fecha en el Calendario Escolar, omisión que fue aprovechada para imponer mediante una millonaria campaña publicitaria «el día del padre norteamericano», en homenaje a John Bruce Dodd, considerado padre ejemplar por haber cuidado a 9 hijos.
En 1966 el presidente de Estados Unidos, Lyndon Johnson, firmó una proclama declarando el tercer domingo de Junio como día del padre de los Norteamericanos, en homenaje a John Bruce Dodd.
A partir de esa proclama, empresas extranjeras redoblaron sus esfuerzos reemplazando como modelo de padre a un extranjero en lugar del General San Martín.
Sólo las escuelas de Mendoza, se mantuvieron fieles al Libertador en la celebración del 24 de Agosto como día del padre, durante casi medio siglo (1953-2000).
Hubo intentos de dictar la ley a nivel nacional mediante proyectos de legisladores mendocinos, pero ninguno tuvo tratamiento legislativo, no así a nivel provincia donde la suerte fue distinta.
El 30 de Junio de 1982, por Decreto 2119/82 del entonces gobernador de la provincia Dr. Bonifacio CEJUELA instituyó oficialmente el 24 de Agosto como Día del Padre.
En estos momentos de globalización, somos los argentinos quienes debemos decidir que modelo de padre queremos, y por ello están bregando por esta idea varias instituciones, entre ellas el Circulo de excadetes del Liceo Militar General Espejo, el Circulo Criollo «El Rodeo» o la Agrupación Tradicionalista «el Ombú de Vicente López», para que toda la comunidad se sume a este compromiso de apoyar la declaración del 24 de Agosto, como único Día del Padre en todo el territorio nacional de la república, y no festejando homenajes de personas ajenas a nuestras tradiciones, bajo el lema:
Argentinos, levantamos la antorcha de la libertad… ¡Ayúdanos a mantenerla encendida!
Luego del fallecimiento de Remedios de Escalada -casi coincidente con su regreso a Buenos Aires-, San Martín no volvió a separarse de su hija Mercedes. Ella fue motivo de sus desvelos, se ocupó de sus estudios y de brindarle la mejor preparación posible para la vida. Incluimos el acta de bautismo de Merceditas y las recomendaciones que su padre le escribiera, a partir de las cuales se advierten los valores sanmartinianos.
Al ser designado gobernador de Cuyo, San Martín se trasladó a Mendoza en compañía de su esposa. Durante el segundo año de su estadía allí, el 24 de Agosto de 1816, vino al mundo la única hija de la pareja: Mercedes Tomasa.
En una carta a su amigo Tomás Guido le decía: «Sepa usted que desde anteayer soy padre de una infanta mendocina».
Bautizada en la Iglesia principal de Mendoza, fueron sus padrinos: el sargento mayor don José Antonio Álvarez Condarco y la doña Josefa Álvarez.
Los integrantes del gobierno de Mendoza como regalo de nacimiento le entregron a Mercedes 200 cuadras en Los Barriales. San Martín renunció a ese obsequio, pero el asesor fiscal mendocino determinó que los padres no podían perjudicar a sus hijos menores a partir del ejercicio de la patria potestad.
Cuando Mercedes tenía tan sólo cuatro meses de vida, su padre partió para iniciar el cruce de los Andes (enero de 1817), es por eso que viajó junto a su madre hacia Buenos Aires, donde se establecieron en la casa de sus abuelos maternos.
Mercedes compartió poco tiempo con su padre, quien estaba envuelto en la concreción del proyecto de la Campaña Continental para liberar a América del dominio español. Sólo estuvo con él unos días luego de la victoria de Chacabuco y de Maipú, cuando junto a su madre, se trasladó por algunos meses a Mendoza, debiendo retornar a Buenos Aires debido al agravamiento de las condiciones de salud de Remedios.
Recién luego de la muerte de su madre, Merceditas se reencontró con su papá y partieron los dos a Europa.
A San Martín siempre le desveló la educación de Mercedes y compartió esta preocupación con algunos amigos con los que se escribía. Por eso, durante la estadía europea, eligió las mejores instituciones para señoritas en función de lo que sus escasos bienes podían costear.
Consideraba que su hija tenía las mañas de haber sido criada por la abuela y se felicitó –según le escribió a Guido- por haberla llevado a Europa y alejado de ella.
Hacia 1831, Mercedes era una mujer dotada de una belleza moral y física, con un alto nivel cultural. En París, conoció a Mariano Balcarce y se enamoraron apasionadamente. San Martín estuvo de acuerdo con esa relación y contento porque cuando él faltara, Mercedes tendría el apoyo que necesitaba. El 15 de diciembre de 1831 le escribió a la madre del novio, la señora Dominga Buchardo de Balcarce:
Antes del nacimiento de mi hija Mercedes, mis votos eran porque fuese un varón: contrariado en mis deseos, mis esperanzas se dirigieron a que alguien diría se uniese a un americano, hombre de bien, y si era posible, el que fuese hijo de un militar que hubiese rendido servicios señalados a la independencia de nuestra patria.
Dios ha escuchado mis votos, no sólo encontrando reunidas estas cualidades en su virtuoso hijo de don Mariano, sino también coincidir el serlo de un amigo y compañero de armas. Si como espero este enlace es de la aprobación de usted, será para mí la más completa satisfacción.
La educación que Mercedes ha recibido bajo mi vista, no ha tenido por objeto formar de ella lo que se llama una dama de gran tono, pero sí el de hacer una tierna madre y buena esposa; con esta base y las recomendaciones que adornan a su hijo de usted, podemos prometernos en que estos jóvenes sean felices, que es a lo que aspiro”.
Archivo de San Martín, T. I, p. 39
El 13 de diciembre de 1832, Mercedes y Mariano contrajeron matrimonio y pronto de embarcaron a Buenos Aires. Llegaron a mediados de marzo de 1833.
Los recién casados fueron recibidos muy bien por su familia y la sociedad porteña. Mercedes cautivó con su exquisita educación y Mariano fue designado secretario del Ministro de Relaciones Exteriores. El joven Balcarce fue apartado de sus tareas cuando al producirse la Revolución de los Restauradores, el gobernador debió refugiarse en Montevideo.
En octubre de 1833, nació la primera hija de la pareja, que llevó el nombre de su madre, Mercedes. Su abuelo pudo conocerla cuando la familia retornó a Grand Bourg, en Francia.
Una segunda nieta nació en esa ciudad en julio de 1836; la llamaron Josefa Dominga. La familia habitó la casa de Grand Bourg, donde pasaban los días compartiendo la crianza de las nietas.
El 17 de agosto de 1850 murió el padre, el abuelo, el Libertador. Sus hijos cumplieron con lo establecido por San Martín en su testamento.
La familia siguió viviendo en Francia. Mariano Balcarce se desempeñaba como representante de la Confederación Argentina en Francia pero al producirse la caída de Rosas en 1852 y al quedar el país dividido, pasó a representar sólo al gobierno de Buenos Aires.
En 1859, concluida su actividad pública, Mariano y su familia se trasladaron a una casa que habían adquirido en Brunoy –a unos veinte kilómetros de París-. En 1861, a los veintisiete años de edad, falleció la hija mayor de la pareja. Y ese mismo año, Josefa se casó con el embajador mexicano en Francia.
Mercedes falleció en 1875 y Mariano en 1880.
Josefa que había recibido una excelente educación, era una dama admirable y la única de la familia que se encargaría de cuidar los recuerdos y el legado de su abuelo. No tuvo hijos y enviudó en 1904. Tal como deseaba su esposo, dedicó su fortuna para favorecer a los más humildes. Transformó su casa en un hogar de ancianos recibiendo la ayuda de las hermanas de la Congregación de la Sagresse que la ayudarían con la atención que el lugar requería.
Al desatarse la Primera Guerra Mundial, transformó su residencia en hospital de campaña y atendió a los combatientes heridos sin distinción de nacionalidad. Su labor fue por la Cruz Roja y por el general Le Long del Estado Mayor francés que la condecoró con la Orden de la Legión de Honor en grado militar, la distinción más importante para los héroes de Francia. Josefa Balcarce falleció en abril de 1924.