La Semana de Mayo transcurrió en Buenos Aires, entre el 18 y el 25 de mayo de 1810, inició con la confirmación de la caída de la Junta Suprema Central y desembocó en la destitución del virrey Cisneros y la asunción de la Primera Junta.
La historia nos enseñó que en la Semana de Mayo se gestó una revolución patriótica y que ciertos personajes se reunieron para tratar de revelarse contra el Rey de España (que ya había sido tomado prisionero por Napoleón Bonaparte).
Belgrano, Castelli y Paso eran carlotistas. Los juntistas eran Moreno, Matheu y Larrea. Saavedra y Azcuénaga representaban al poder de las milicias.
El pedido era único y claro: la renuncia definitiva del virrey Cisneros y la formación de una Junta de gobierno, nacional.
El nombre formal fue «Junta provisional gubernativa de la capital del Río de la Plata», de acuerdo a lo que está escrito en la proclama del 26 de mayo de 1810.
Al comenzar el año 1810 la agitación revolucionaria había crecido. Una sociedad secreta integrada, entre otros, por Nicolás Rodríguez Peña, Manuel Belgrano, Juan José Paso, Hipólito Vieytes, Agustín Donado, Alberti, Terrada, Darragueira, Chiclana, Castelli, French, Beruti, Viamonte y Guido, organizaba las acciones. Las reuniones se realizaban en la jabonería de Vieytes, en la de Rodríguez Peña o en la quinta de Orma. Cornelio Saavedra ofreció su contingente armado, los Patricios.
Próceres Argentinos
Cornelio Saavedra: nació en Otuyo, cerca de Potosí donde hoy es territorio perteneciente a Bolivia pero entonces, el 15 de septiembre de 1759, pertenecía al Virreinato del Río de la Plata. Comerciante y estadista, participó en la resistencia ante la segunda invasión inglesa, en 1807, y presidió la Primera Junta de gobierno. “Y no quede duda de que es el pueblo el que confiere la autoridad o mando”, dijo alguna vez Saavedra. También se le atribuye una frase célebre tras conocerse la muerte del periodista y abogado Mariano Moreno, en altamar: “Hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego”. Fue condenado al exilio por la Asamblea de 1813, que decía que iba a querer perpetuarse en el mando e iniciar negociaciones con potencias extranjeras. En 1818 el Congreso Constituyente puso término a las causas en su contra y se le devolvió el empleo de Brigadier General de los ejércitos de la Nación. A fines de ese año fue designado Jefe de Estado Mayor y concretó negociaciones de paz con los indios ranqueles. Cornelio Judas Tadeo de Saavedra y Rodríguez murió en Buenos Aires en 1829.
Mariano Moreno: Fue uno de los ideólogos de la Revolución de Mayo, por sus ideas emparentadas con las de la Revolución Francesa. Era un hombre de una enorme capacidad intelectual, que no pudo desarrollar al máximo ya que murió a los 32 años, en alta mar y en circunstancias no muy claras (una teoría afirma que fue envenenado).
Juan José Esteban del Passo: (llevamos más de 200 años de historia escribiendo mal su apellido) Continuó con su extensa actividad política, tanto que formó parte de los dos Triunviratos (1811-1812 / 1812-1814) y fue diputado por el Congreso de Tucumán. Hasta avanzada la década del veinte ocupó varias funciones de gobierno. Falleció el 10 de septiembre de 1833, a los 75 años.
Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano: Abogado, economista, periodista, militar y funcionario público, Belgrano es una de las figuras más destacadas de la historia argentina. Creó nuestra Bandera Nacional y luchó en la guerra de la Independencia. Fue un hombre de valores ejemplares, austero y generoso con su Patria. Donó sus sueldos de funcionario para la construcción de cuatro escuelas, que aunque parezca una broma de mal gusto, recién se terminaron de construir en 1999.
Juan Larrea: español como Matheu, tenía sólo 27 años cuando fue nombrado vocal de la Junta de Mayo, era dueño de una flota naviera y el integrante de la Junta de mayor fortuna personal hasta 1810. Comprometió toda su fortuna en un préstamo para la formación de la primera escuadra argentina que fue puesta a las órdenes de Guillermo Brown. El intermediario, Pío White, un norteamericano que fue espía ingles durante las invasiones inglesas de 1806 y 1807, lo perjudicó en uno de los primeros negociados que registra la historia argentina, comprando a precios exorbitantes. Fue exiliado por cuestiones políticas en 1815 y quedaron confiscados sus bienes. El pobre Larrea luego es desterrado a Francia por su enemistad con Alvear y la Logia Lautaro. En 1830 pudo rehacer su fortuna. En Francia logra mejorar su situación, y hábil hombre de negocios, se recupera económicamente inaugurando la navegación postal entre el Río de la Plata y Europa. Mas tarde es nombrado cónsul en Burdeos, Francia. Durante el bloqueo francés a Buenos Aires en 1839, dada su relación con el enemigo, Rosas sabotea sus operaciones comerciales y lo lleva a la quiebra, hundiéndolo en la miseria y la depresión. El 20 de junio de 1847 termina con su vida degollándose con una navaja de afeitar.
Domingo Bartolomé Francisco Matheu: Uno de los dos españoles que formaron la Primera Junta. Había tenido destacada labor en las Invasiones Inglesas y contribuyó con dinero para armar el ejército de la revolución. Tenía un negocio mayorista en la actual calle Perón (entre San Martín y Reconquista) de la Capital Federal. Gracias a sus dotes de buen tirador fue director de la fábrica de fusiles.
Miguel Ignacio de Azcuénaga: Fue gobernador de la Provincia de Buenos Aires y constituyente de 1819. Falleció en su quinta, que quedaba en Olivos, exactamente en el mismo lugar en el que hoy se encuentra la quinta presidencial (la actual la donó Carlos Villate Olaguer en 1913).
Manuel Maximiliano Alberti: Sacerdote porteño que había sido detenido por los ingleses durante las Invasiones. Era uno de los hombres más ilustrados de la Junta. Murió apenas 9 meses después de la Revolución (el 3 de febrero de 1811) víctima de un síncope cardíaco tras discutir en diciembre de 1810 con el Deán Funes.
Juan José Antonio Castelli: Tenía 43 años en 1810, era uno de los fervientes seguidores de las ideas de Mariano Moreno. En 1811 fue considerado responsable de la derrota militar en Huaqui, donde murieron más de mil hombres. Quedando en la miseria luego de ser encarcelado por su enemigo Saavedra, con el paso del tiempo sería absuelto. Muere en 1812 como consecuencia de un cáncer de lengua. Su familia quedó en total estado de pobreza y vivió de la caridad pública. Se le atribuye una frase que pronunció en su lecho de muerte: “Si ves al futuro, dile que no venga”.
Castelli y French fusilaron a Santiago de Liniers en la llanura cordobesa de «Cabeza de Tigre» y frenaron la contraofensiva española. French, el que en las estampitas todavía reparte escarapelas, le escribe al secretario Mariano Moreno: «De mi propia mano le he dado el tiro de gracia». Castelli seguirá su utópica y sangrienta marcha asistido por el joven Bernardo Monteagudo (1785-1825), hasta que en plena contrarrevolución la gente de Saavedra consigue detenerlo y mandarlo a juicio. Mariscales españoles, curas y notables del Virreinato han sido pasados por las armas sin contemplaciones en el cumplimiento del Plan de Operaciones redactado por Moreno y aprobado por la Junta.
Mariano Moreno: era un asceta silencioso y torvo, y dirigía todos sus actos y órdenes a destrozar el antiguo sistema colonial. Hablaba latín, francés e inglés. Estaba siempre enfermo, con las mejillas picadas de viruela, y recién contaba 31 años en 1810. Muere en circunstancias muy extrañas. Cornelio Saavedra estaba en contra de Moreno, y para desembarazarse de él lo envía a Europa con una misión relacionada con la compra de armamento. Se corría la voz de que lo querían asesinar. A poco de partir Moreno se siente enfermo. Para paliar sus males el capitán del barco le administra una pócima «imprudente y sin nuestro consentimiento» dice su hermano Manuel Moreno. Mariano Moreno murió luego de una terrible agonía de tres días, en el amanecer del 4 de marzo de 1811. La casualidad, tal vez, haría que el gobierno porteño firmara contrato con un tal Mr. Curtís, el 9 de febrero de 1811, es decir 15 días después de la partida del ex secretario de la Junta de Mayo y sin conocer la noticia de su muerte, adjudicándole una misión idéntica a la de Moreno.
Moreno, Castelli y Belgrano son un bloque sólido con una política propia a la que por conveniencia se pliegan Matheu, Paso y el cura Alberti; Azcuenaga y Larrea sólo cuentan las ventajas que puedan sacar y simpatizan con el presidente Saavedra que a su vez los desprecia por oportunistas.
Domingo French: era un cartero que había participado de la defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas. Junto a Juan Martín de Pueyrredón había organizado el cuerpo de milicianos de los Húsares. Pero a este hombre inquieto, descendiente de irlandeses, le quemaba las
entrañas el fuego de la independencia y es por ello que formaba parte del bastión más radical del partido patriota o morenista.
“French fue el primer cartero de Buenos Aires, pero no un cartero como el que conocemos en la actualidad. Era el encargado de llevar las Notas del Virrey a Montevideo o a alguno de los doce cabildos que por ese entonces había en las otras provincias. Además, era una persona que sabía leer y escribir, detalle importante para la época, ya que no era muy común poseer esa facultad”
Antonio Beruti: era un porteño que en el momento de la Revolución tenía 37 años. Abogado de profesión y militar por vocación, el joven Beruti ya sabía del manejo de las armas y hasta había formado parte de las filas de alguna formación militar al servicio de la Corona española. Obtuvo el título de Abogado en la Universidad de Salamanca , aunque nunca ejerció porque le gustaba la carrera militar (por dichos de su chosno). Beruti, quien murió en 1856, dejó como legado sus “Memorias Curiosas”, una recopilación de escritos que dieron testimonio de lo que vivió y le contaron sobre episodios claves en la vida de aquellos años, que fueron llevados a un libro y publicado por primera vez en 1942.
Tanto a French como a Beruti les gustaba vestirse como militares, pero con trajes que confeccionaban ellos mismos. Además, eran asiduos visitantes de los arrabales y los ranchos, y confesos adherentes a los locales nocturnos de la época. Es por ello que la gente los reconocía y los quería.Tanto fue así que, cuando comenzaron las invasiones inglesas, French y Beruti formaron un grupo de unos 600 hombres armados –muchos de estos de dudosa reputación- para defender la ciudad de Buenos Aires. En la jerga popular, eran«los chisperos», por los fusiles a chispa que usaban. También eran conocidos como«la legión infernal» y «los manolos».
Los patriotas se reunían en el café de Marco (ubicado en la esquina de las actuales calles Alsina y Bolívar), en las casas de French y Beruti y en la panadería de Domingo Passo (frente a la Iglesia de San Francisco).
“French y Beruti encontraban el espacio necesario entre sus amigos y entre ellos mismos para buscar una manera de verse libres de la autoridad de un Virrey que no había sido nombrado por el Rey”, expone Passo (el chosno del prócer).
Al parecer, estos dos personajes no repartieron cintas celestes y blancas, y mucho menos crearon la escarapela. French y Beruti fueron bravos, revolucionarios, independentistas hasta la médula, amigos de Belgrano y dispuestos a dar la vida por la Patria, una Patria que hasta ese momento no se sabía bien de qué se trataba, pero que ya empezaba a moldear cimientos de libertad.
El 22 de mayo de 1810, cuando le tocó votar por la permanencia o destitución de Baltasar Hidalgo de Cisneros, Domingo French optó por echar al virrey, y agregó: «Yo y 600 más».
Nosotros tenemos el famoso mito de las escarapelas. La escarapela era un distintivo militar. En todo caso lo que se podía distribuir eran cintas. La redonda, de ninguna manera iba a distribuirse entre civiles. Sí las cintas, porque se usaban para mostrar cierto partidismo hacia alguna idea política. El reparto de las cintas celestes y blancas concretamente ocurrió marzo y abril de 1811. No existieron cintas celestes y blancas de 1810.
Tomás Guido, de especial simpatía hacia los «chisperos», dejaría escrito años más tarde que había sido Antonio Beruti el que armó la lista de la que sería la Primera Junta, en un momento en que los criollos no lograban ponerse de acuerdo. De pronto, Beruti pidió papel y tintero, y de un impulso, escribió los nombres de lo que sería el primer gobierno patrio.
El 25 de mayo, cuando aún se discutía la conformación de la junta de gobierno, los seguidores de French y Beruti tenían la vista fija en el balcón del Cabildo. En el caso de que las gestiones salieran desfavorables para los criollos, Manuel Belgrano se asomaría al balcón y arrojaría un pañuelo, señal para irrumpir en el Cabildo.
Beruti será teniente gobernador de Santa Fe, entre 1812 y 1813, y de Tucumán en 1813 y 1814. Fue el primero en izar la bandera celeste y blanca en el Fuerte, el 17 de abril de 1815. Luego, se incorporó al Ejército de los Andes, donde combatió en la Batalla de Chacabuco. Posteriormente regresó al país y se casó con una mendocina, Mercedes Ortiz. Tomó partido por los unitarios y se desempeñó como legislador entre 1824 y 1829. En la batalla de Rodeo del Medio, en septiembre de 1841, fue herido gravemente en el tórax. Murió en Mendoza, el 19 de noviembre de ese mismo año.
French tuvo la ingrata misión de asestarle el tiro de gracia a su amigo Santiago de Liniers, cuando por orden de la Junta fue fusilado en Cabeza de Tigre, en agosto de 1810. Su regimiento fue uno de los que reprimió el motín de las Trenzas, en diciembre de 1811. En su camino hacia el Alto Perú, el Coronel Domingo French, el 25 de septiembre de 1812, jura a la Virgen de Luján como Patrona de su Regimiento 3 de Infantería. Al retornar de su campaña ofrece a la patrona espiritual de Argentina las banderas tomadas al enemigo. Se sumó al sitio de Montevideo y fue jefe interino del Ejército del Norte hasta que Belgrano reasumió la jefatura. Falleció el 4 de junio de 1825 y fue enterrado en la Recoleta. Actualmente se desconoce la ubicación de sus restos.
Belgrano se caracterizaba por una piedad cristiana que lo engrandecieron en el triunfo y en la derrota: en el norte captura a un ejército entero de los realistas y lo deja partir bajo juramento de no volver a tomar las armas. Había renunciado a su sueldo de 3000 pesos en 1810. Luego del triunfo de Salta se le otorgarían 40000 pesos de recompensa, y él decidió destinarlos a 4 escuelas públicas que se fundaron en Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. En 1818 cuando cuidaba la retaguardia de Güemes en Tucumán, impone una disciplina espartana: se acaban los bailes, las mujeres y la baraja. Por las noches recorre las calles con un ordenanza e irrumpe disfrazado en los cuarteles para sorprender a los oficiales desobedientes. Lo llamaban despectivamente Bomberito de la Patria. En pocos meses funda varias escuelas, una academia de matemáticas, una imprenta y manda sembrar huertos para pelear contra el hambre que le mata los caballo y debilita a la tropa. En Buenos Aires ha tenido amores tumultuosos de los que le ha nacido un hijo clandestino que Juan Manuel de Rosas cría y ampara bajo el nombre de Domingo Belgrano y Rosas. Según se cuenta le gustaban mucho las mujeres, desato varios escándalos con polleras honorable. Muere el 20 de junio de 1820 derrumbado por la sífilis y la hidropesía, pobre y abandonado por su patria.
Manuel Belgrano y Juan José Castelli, que eran primos, a veces amaban a las mismas mujeres.
El almirante Guillermo Brown recluto para la incipiente flota patriota a criollos e indios, aunque no tuvieran experiencia en náutica, pero tendrían el amor por su patria y por la causa de la revolución. Como su instrucción era deficiente y les era imposible memorizar el nombre de las velas, de las maniobra y demás cosas de un barco, el comandante irlandés reemplazó los términos náuticos por las cartas de la baraja (naipes) A levar la sota!!!
Carlos María de Alvear, que contaba 23 años cuando llego de España en el mismo barco que San Martín, era gritón y presumido, buen militar, pero dejo bastante que desear como político. Llego a ofrecer las Provincias Unidas al embajador británico del Brasil como sumisas colonias de Su Majestad. «Estas provincias desean pertenecer a la Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer a su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso.» Eso y más le escribió Alvear al ministro Castlereagh, por suerte la carta que iba dirigida al ministro Castlereagh es interceptada por Belgrano y Rivadavia que se encontraban en Río de Janeiro en misión oficial. El encargado de llevar las cartas al embajador Strangford fue Manuel García, uno de los más grandes chantas de la historia argentina, años más tarde gestionara el famoso empréstito de un millón de libras esterlinas con la banca Baring Brothers (primer gran negociado argentino); y luego en 1827 tras la victoria argentina de Ituzaingó, firmara el acuerdo de paz que le impone el derrotado emperador del Brasil, tras el cual Uruguay pasa a ser un país autónomo e independiente.
En agosto de 1815, Alvear, derribado del gobierno y condenado al exilio por sus excesos y el descrédito de la Logia Lautaro, le escribe al rey de España pidiéndole disculpas y diciendo que él estuvo al frente del gobierno solo para detener la revolución, pidiéndole amparo. El rey de España no le dio ni la hora. Pero lo más lastimoso es que volvió a la Argentina, debido a su condición de «venerable» en la sociedad secreta. Vuelve a tener participación en la política, dirigiendo el ejército en la victoria de Ituzaingó contra Brasil, y más tarde embajador en los Estados Unidos bajo el gobierno de Rosas.
El Cabildo perdió arcos a ambos lados. Para hacerse la avenida de mayo se le quitaron tres arcos. Luego, para hacerse Diagonal Norte (Av. Julio Argentino Roca), se quitaron otros tres arcos. Era más amplio y tiene una particularidad, por tener cinco arcos de cada lado, dónde se hizo el cabildo abierto. No había un salón tan grande dentro del edificio. El cabildo abierto del 22 de mayo se hizo en el balcón, que se tapó por cuestiones de frío y privacidad con tapices y algunas lonas. Es más, se tuvieron que buscar escaños en las iglesias cercanas para poder sentar a 200 personas, se colocaron en el balcón. El cabildo que vemos hoy es una restauración de 1942.
Lo primero que hizo la Primera Junta fue determinar sus sueldos. No eran grandes importes de dinero, pero suficientes para vivir bien. Saavedra no tuvo un sueldo como el del Virrey Hidalgo de Cisneros, que ganaba 12.000 pesos anuales; llegó a 8.000 pesos anuales nada más, pero tenía una buena diferencia con el resto de los miembros de la Junta que sólo ganaban 3.000 pesos anuales. Y Belgrano fue el único que renunció a su sueldo y lo donó a la patria, sin estar entre los más pudientes de ese grupo. Los donativos eran un hecho común. Lo realizaban los vecinos, aunque fuera poco. Y donaban sus hijos, y también sus criados y sus esclavos, que eran considerados un bien de familia, para que fueran a la guerra, cosa considerada un acto de patriotismo y desprendimiento.
Nuestros próceres de la Independencia, pocos meses después de declararse independientes de España, el 9 de julio de 1816, se manifestaron dispuestos a pasar a depender del gobierno del Brasil, ya que este estaba por invadir la Banda Oriental (Uruguay) y amenazaba a las Provincias Unidas del Plata. Las cartas y los comisionados no llegaron a Rió de Janeiro, es que Pueyrredón no creía necesario entregar el país al Brasil para salvarlo del artiguismo, prefería hacerlo con Francia. Vemos que nuestros próceres eran muy regalones con lo que no era suyo.