Es la undécima letra del alfabeto español; de las consonantes, es la octava. La letra K deriva del alfabeto protosinaítico, que representaba la kaf o «mano». Esta letra no es muy común en el alfabeto español, sin embargo, forma parte de palabras muy usadas en nuestro idioma. La k se usa actualmente en palabras de procedencia extranjera; durante muchos años ha estado en desuso.
La k es una letra más del castellano, con todos sus derechos y deberes, pero suele ser sustituída por c y q cuando llega una nueva palabra que la contiene, en la mayoría de los casos proveniente de otros idiomas. En la calle, sin embargo, la k experimenta un reinado marginal, outsider, fuera del sistema. Cuando los ciudadanos quieren expresar rebeldía, lucha… recurren a la k: okupas, anarkia, punkis… Por otro lado, en los últimos tiempos la tecnología le está dando un valor añadido: en el lenguaje de los móviles, en los sms, en los WhatsApp, es la reina indiscutible. Más que por ignorancia, suele relevar a la q por una cuestión de rapidez: la k es independiente, mientras que la q va de la mano de la u.
Historia de la letra «k»
Su origen lo encontramos en un símbolo jeroglífico egipcio que se representaba con una mano o un puño. Los pueblos semíticos que vivían en Egipto y usaron el jeroglífico que representa «mano» y el sonido / kap / ó / kaf / porque la «mano» en semita comenzó con ese sonido.
Pasó a ser “adoptada” por los fenicios denominada como “Kaf”, para posteriormente pasar al griego (kappa), al latín, etc. actualmente las lenguas románicas solo usan la letra K en casos muy particulares, generando numerosas controversias hasta nuestros días, llegando incluso a desaparecer del diccionario RAE en el período comprendido entre 1815 y 1869. En Portugal, la letra K se eliminó en el corrector ortográfico de 1911 y en Brasil sucedió lo mismo después de la adopción del formulario de ortografía de 1943. Finalmente, la k quedó solo en palabras que mantenían una ortografía arcaica.
¿Sabías que en la mitología egipcia se llamaba Ka a la parte del espíritu humano que era inmortal y compartía una chispa de divinidad con los dioses, el halito de vida, algo similar al concepto del alma en el cristianismo moderno?
El alfabeto latino arcaico sólo tenía letras mayúsculas y constaba de las 21 letras siguientes:
A, B, C, D, E, F, Z, H, I, K, L, M, N, O, P, Q, R, S, T, V, X
Hacia el siglo III d.C empezaron a aparecer letras simplificadas (cursivas mayúsculas) que facilitaban la escritura fluida, pero las minúsculas propiamente dichas como las conocemos ahora surgieron en la edad media. (nótese que la V era la u mayúscula). El año 312 a.C. el censor Apio Claudio suprimió la letra Z del alfabeto al juzgarla «desagradable y extranjera» (palabras que para él distaban poco de ser sinónimas). En principio, la letra C era una variante caligráfica de la Γ griega, y se incluyó en el alfabeto latino con la intención de representar el sonido g (de gato), mientras que el sonido k se asignaba a la letra K, que no era sino la kappa griega, aunque su nombre se abrevió a ka. Sin embargo, los romanos eran conscientes de que (según veremos) la k seguida de u más otra vocal se pronunciaba de forma distinta, y por ello introdujeron la letra Q para dejar constancia de esa peculiaridad. Tal vez el hecho de que la Q se usara para representar el sonido k ante u llevó a la confusión de creer que la K debía usarse únicamente para representar el sonido k ante a. Sea por esto o por cualquier otro motivo, lo cierto es que los romanos redujeron el uso de la K a las palabras en las que el sonido k iba seguido de una a, y para el resto de casos emplearon la letra C, que por otra parte representaba el sonido g (de gato), como ya hemos dicho.
Esta situación extraña degeneró, de modo que a lo largo del siglo III a.C. la K cayó en desuso y la C absorbió completamente su función. No obstante, la K no fue eliminada del alfabeto, sino que se mantuvo en unas pocas palabras fosilizadas, como kalendae (el primer día del mes).
¿De dónde provienen las ‘calendas’?
Los romanos llamaban al primer día de cada mes las calendas, lo que significa el inicio de una nueva fase lunar . En este día, los pontífices anunciarían el número de días hasta el próximo mes en la Curia Calabra; además, los deudores tenían que saldar sus deudas ese día. Estas deudas se inscribieron en la kalendaria, efectivamente un libro de contabilidad.
Los calendarios modernos cuentan el número de días después del primero de cada mes; por el contrario, el calendario romano contaba el número de días hasta determinadas fechas próximas (como las calendas, las nones o los idus).
Para calcular el día de las calendas del próximo mes, es necesario contar el número de días que quedan en el mes actual y luego agregar dos a ese número. Por ejemplo, el 22 de abril es el décimo día antes de las calendas de mayo (ante diem decimum Kalendas Maius), porque quedan ocho días en abril y ambas fechas de finalización se incluyen en el total.
El término ‘calendario’ proviene etimológicamente del vocablo en latín ‘calendarĭum‘ que era el nombre con el que la Antigua Roma se le llamaba al libro donde se anotaba la contabilidad.
Y es que el mencionado ‘calendarĭum’ provenía a su vez del término ‘kalendae’ (calendas) con el que se designaba al primer día del mes romano y, por tanto, al día en que estaba estipulado efectuar los pagos (en las transacciones comerciales, tributos…)
Fueron las calendas lo que dieron origen al término calendario con el que designamos al sistema que marca los días del año (y que actualmente también podemos llamar anuario o almanaque). El primer día de mes era el más temido por todos aquellos que tenían que hacer frente algún pago, debido a que era cuando se les presentaba la persona encargada de cobrarles (comúnmente llamado ‘contador’) que iba provisto de su libro de cuentas (calendarĭum) donde anotaba quien pagaba y quién no.
Aquellos que no podían hacer frente a sus pagos y quedaban como morosos eran comparados con los griegos, utilizándose la expresión ‘ad calendas graecas’ que significaba ‘en las calendas griegas‘, ya que en el calendario de la Antigua Grecia no tenían calendas, no habiendo un día estipulado para el cobro y, por tanto, los plazos o pagos no solían cumplirse.
Como dato curioso, debemos tener en cuenta que el antiguo calendario romano era muy diferente a como hoy lo conocemos y en él podemos encontrarnos que el año era lunar, comenzaba en marzo y constaba de tan solo diez meses. Así se mantuvo desde el siglo VIII a.C. hasta el año 46 d.C. en el que Julio César introdujo el ‘calendario juliano’. El que utilizamos hoy en día es el ‘calendario gregoriano’ en vigencia desde 1582.Curiosidades:
La K es una letra divertida, deriva del alfabeto protosinaítico, ¡que representa el símbolo de una mano! Muchas palabras que contienen el sonido de la K obligan a nuestro rostro a forzar una sonrisa!
Economía: Signo que representa al capital, como factor de producción.
Química: La letra K es un símbolo de potasio (kalium).
Matemática: Representa una constante matemática en una formula.
Nutrición: La vitamina K es naftoquinona.
Física: La k es la unidad de temperatura, el Kelvin y la k minúscula al kilo.
Geometría: Representa a la constante de proporcionalidad.
Música: En las partituras representa la nota o acorde de si bemol (b).
Joyería: La letra K corresponde a Kilates (abreviatura griega de “Katharótita”), que es la medida para pesar e identificar del metal puro.
Informática: Obedece al empleo del prefijo “KILO” que significa mil (1024).
Alfabeto: La letra ka (K) es la undécima del alfabeto español y es la octava consonante, se representa gráficamente como “k” para minúsculas y “K” para mayúsculas.
El género de ka es femenino, la ka, en plural kas.
Sonido: La letra K está dentro de la categoría de las consonantes obstruyente, oclusivo, velar y sordo.
Escritura: Se emplea en palabras de origen extranjero. La letra K, es una consonante que siembre antecede a una vocal (koala, kilómetro), puede o no comenzar una palabra (hacker, folklore, alaskeño, vikingos). Se escriben con 2 (dos) kas: kamikaze, karaoke, katiuska, kayak.
La letra K significa Mil
Esto obedece al empleo del prefijo “KILO” de origen griego que significa mil y que representa 103 (= 1000) en el Sistema Internacional de Unidades. Este se representa a través de la letra k minúscula. La letra k siempre representa el fonema sordo de kilómetro.
¿Pero por qué se popularizó la letra «K» para escribir mil?
La llegada de redes sociales popularizó el uso de la letra “k” para referirse a mil. Esto es, 1K=1.000.
Estamos acostumbrados a cambiar los tres ceros por esta letra. Pero, ¿por qué se utiliza en lugar del tradicional mil que nos enseñaron en la escuela?
Esta nueva modalidad se debe a la influencia de la informática, que hoy en día lo abarca todo. Los módems de 56k se llamaban así porque tenían una tasa de transferencia de datos de 56 kilobits por segundo. Kilobit, por supuesto, viene del prefijo “kilo”, que representa el millar, y el nombre “bit”, que es la unidad básica de información de un ordenador: un dígito binario.
Es por ello que en el lenguaje informático que nos domina hoy en día se acostumbra a escribir “k” cuando se quieren decir miles. Aunque claro, esta abreviación no es algo nuevo ya que, la “k” de kilo es el prefijo estándar para representar el millar desde que Lavoisier y compañía inventaran el sistema métrico decimal.
El prefijo “kilo” que se utiliza con normalidad en términos como kilogramo, kilómetro, kilovatio, kilohercio, kilobit, kilobyte, proviene del vocablo griego “chilioi”, que significa “mil”. En otras palabras, “kilo” tiene unos cinco mil años desde que se comenzó a usar, así que agregar la “k” para designar 10 mil seguidores (10k) no es algo nuevo. Por eso, en las redes sociales, como Facebook, Instagram o Twitter, cuando uno comienza a tener miles de followers o seguidores te pasan la cifra a «kas», es como subir a 1ra división. El club K. La Generación K.
Esto hay que agradecérselo a los científicos franceses del siglo XVIII, que tomaron la palabra “chilioi” y decidieron dejarla en “kilo” por abreviar. Un siglo más tarde, los puristas ingleses seguían escribiendo “chilio” para llevarles la contraria, pero hoy en día son los propios anglosajones los que tomaron la iniciativa de escribir “k” en lugar de 1,000 con el fin de ahorrar unos caracteres.
*** Hablando de esto, luego te cuento la historia de unos grafemas ***
¿Cuál dirías que es tú primer recuerdo sentimental de la letra K?
Claro– diría que las primeras computadoras Spectrum de los 80’s, de los cuales decíamos que tenían 48 K sin saber muy bien qué estábamos diciendo. 48 K, parece mentira. Hoy en día la foto más básica que uno puede bajarse de Google debe tener como 300 K. ¿Cómo demonios fabricarían un ordenador con semejante memoria?
Yo identifico la letra K en el nombre de mi hija Katerina, nombre de origen soviético, como mi familia. Así como la Oktoberfest que se realiza en varias ciudades.
¡También cuando recuerdo las lecciones de química en el colegio “El potasio es un elemento químico de la tabla periódica cuyo símbolo químico es K (del latín Kalium)” y en ciertas ocasiones cuando intentamos evitar las kilocalorías, que son las únicas que a día de hoy nos siguen importando cuando el nutricionista nos dice que comer y que no!
En mi caso particular –además del jugo K10 de apio y manzana verde o el de remolachas y durazno, que era de la conocida marca Knorr.
Normalmente, cuando uno quiere deletrear por teléfono o también de manera vocal una dirección, una palabra o un apellido (a mí me pasa mucho con el mío) que el otro no entiende bien, acabamos recurriendo a nombres de ciudades para aclararlo. Por ejemplo, lo decimos deletreando ‘H’ de Haití; ‘O’ de Ontario; ‘R’ de Rusia… Hasta que nos topamos de pronto con una letra como la K y nos quedamos en blanco. «Con K de… yo que sé… ¿Kuwait?, ¿kilo?, ¿kayak?». Pero entonces comenzamos a mezclar ciudades con países y unidades de medida o alguna palabra que nos asista en ese instante; y corremos el riesgo de acabar más enredados que los cables de Telefónica.
Y quizás no se hayan dado cuenta, la primera fue la H y esta es la última letra de mi apellido, por tanto vamos dando por finalizado los «Lunes de Letras», al menos con una letra en específico cada lunes… hasta que encontremos alguna que nos vuelva a llamar la atención.
Cada vez que oigo la letra K, me da mucha risa…
Dos patos nadan en un estanque.
Uno de los patos dice: -Cuak.
*¡Yo iba a decir lo mismo! –dice el otro.
— ¡Te detesto!
* ¡K de kilo!
— ¿Qué dices?
* No sé, has empezado tú.
(la frase quedaría al escribirla T de Testo) 🤓🤓🤓
¿Saben como estornudan los tomates?
* Ket, ket…. ketchuppppppppppp!!!
– El oxígeno y el potasio tuvieron una cita. Como podrían imaginarse les fue OK.
(Los símbolos atómicos del oxígeno y del potasio son “O” y “K”, respectivamente. Si se juntan forman la palabra OK)
¿Saben porqué se perdió Kung Fu en el desierto?
* Pués porque se kunfundió de mapa.
En el colegio, la profesora preguntando:
– ¿Pedrito, cómo clasificarías a la letra U?
* Como una vocal, señorita.
– Muy bien, ¿y tú Jaimito, cómo clasificarías a la letra K?
* Como una consonante irrepetible, señorita.