Delfina María Teresa Bunge Arteaga
24 de diciembre de 1881, Buenos Aires – 30 de marzo de 1952, Alta Gracia (Cordoba)
Biografía:
Delfina Bunge nació en Buenos Aires, el 24 de diciembre de 1881. Su familia formaba parte de la élite económica y cultural de la Argentina de finales del siglo XIX.
Su padre fue Octavio Bunge, abogado que integró la Corte Suprema de Justicia en nuestro país. Su madre, María Luisa Rufina Arteaga, se dedicó a la crianza de sus nueve hijos. Su hermana Julia la acompañó en todos los emprendimientos educativos que inició Delfina, mientras que el resto de sus hermanos se destacaron en el ámbito de la cultura y la política de ese tiempo, como el sociólogo Carlos Octavio Bunge o el economista Alejandro Bunge. Se casó con el escritor argentino Manuel Gálvez, con quien compartió su amor por las letras y también por la educación, ya que Gálvez formó parte de la burocracia educativa del estado, durante las primeras décadas del siglo XX.
Bunge recibió una educación tradicional, por su pertenencia a una típica familia de la oligarquía argentina, donde la mujer era preparada para contar con aptitudes artísticas, en especial música y literatura; en cambio los varones de aquellas familias eran formados para desempeñar profesiones liberales A pesar de estos condicionamientos sociales, Delfina nunca ocultó su rebeldía y procuró que su educación no se limitara al canto y los recitados.
Como una fiel representante de su época, no escribió sus primeros textos en la lengua materna, sino que lo hizo en francés, la lengua adquirida por la mayoría de las familias de la élite argentina. Sus primeros libros de poemas fueron escritos en francés y ponderados por sus colegas hombres como el poeta futurista italiano Filippo Tommaso Marinetti, o el mismo Rubén Darío, quien se refirió a ella llamándola un “prodigioso caso de trasplante intelectual”.
A pedido de un editor, inicia la escritura de textos escolares; junto a su hermana Julia escriben «El arca de Noé». Lamentablemente, por insalvables diferencias con el editor, no lograron publicar el libro, por lo que deciden realizar una edición de autor. Obtienen gran repercusión en el ámbito educativo, lo que despierta el interés de una prestigiosa editorial, especializada en educación, Cabaut y Cía, dueños de la Librería del Colegio. De esa forma, comienzan a publicar una serie de libros destinados a los tres primeros años de la escuela primaria.
Luego de esta experiencia, Delfina se dedica a la escritura de textos escolares en forma independiente, vinculándose al catolicismo, a través de la editorial H.M.E. (Hermanos Maristas Educadores), donde publica su libro «Hogar y Patria». Allí polemiza con el libro de lectura tradicional: “…Por lo general – y casi en absoluto – los libros de lectura dedicados a los grados superiores de la escuela son Antologías.
Si se considera que una Antología es una selección – para un objeto determinado – de las mejores páginas escritas en un país, o en una lengua, o en el mundo, si se quiere, parece que nada puede sobrepasar en excelencia a una obra de esta especie. Pero el valor de las cosas no puede juzgarse sino en relación con el fin a que van destinadas ¿Para qué sirven las piedras preciosas, cuando se precisa, por ejemplo, pan? (…) He querido que en este libro sean los mismos niños quienes se muevan, hablen y piensen. Y que todas las cosas de que en él se trata, aparezcan a través de sus propios ojos. Con tal fin, los niños son, en HOGAR Y PATRIA, los principales protagonistas. Y la mayoría de sus capítulos se escribieron en forma del diario de un niño, de cartas también de adolescentes, diálogos en que los chicos hablan…”.
De esta manera, Delfina pone al niño/a como centro del aprendizaje, tomando los postulados de la Escuela Nueva. Su vida literaria prosiguió a la par de sus empresas educativas: escribió poesía, novelas, ensayos, hizo diversas traducciones y ejerció el periodismo. Al igual que Alfonsina Storni, fue una de las primeras mujeres en ser premiadas en el ámbito literario, recibiendo el Premio Municipal (1922) y el Premio Nacional (1923).
Políticamente, se la vinculó al primer peronismo: tenía a su cargo una columna en el diario El Pueblo, de filiación católica. Así describió el 17 de octubre de 1945: “…Emoción nueva la de este 17 de octubre: la eclosión entre nosotros, de una multitud proletaria y pacífica. Algo que no conocíamos, que, por mi parte, no sospeché siquiera que pudiese existir…Las calles presenciaron algo insólito…” En el ámbito de la política, gestionó cuestiones relacionadas con el asociacionismo, especialmente para la defensa de los derechos de los intelectuales.
Delfina Bunge de Gálvez vivió largas temporadas en Alta Gracia, Córdoba, donde falleció un 30 de marzo de 1952.
Obras publicadas:
- Simplement (poesía en francés), París, Alphonse Lemerre, 1911.
- El Arca de Noé: libro de lectura. Segundo grado, Buenos Aires, Cabaut, 1916.
- Cuentos de navidad, ( Cuento: El oro el incienso y la mirra de D.B.) junto a otros cuentistas, Buenos Aires, sin edición, 1917.
- La nouvelle moisson, (poesía en francés) Buenos Aires: Cooperativa Editorial Limitada, 1918.
- Poesías, Buenos Aires: Ediciones Selectas América, 1920.
- Tierras del mar azul, viajes, Buenos Aires, América Unida, 1920.
- El alma de los niños, religión, Buenos Aires: Agencia General de Librería y Publicaciones, 1921.
- Las imágenes del infinito, ensayo, Buenos Aires: Agencia General de Librería y Publicaciones, 1922. (Premio Municipal)
- El tesoro del mundo, Buenos Aires: Mercatali, impr., 1923.
- Oro, incienso y mirra, religión, Buenos Aires, Mercatali, (Maubé?), 1924.
- Los malos tiempos de hoy, Buenos Aires, Buenos Aires, 1926.
- Escuela: lecturas escolares para tercer grado, escrito junto a Julia Bunge, Buenos Aires, Cabaut, 1933.
- Hogar, junto a Julia Bunge, Buenos Aires, Cabaut, 1933.
- Lectura para cuarto grado escolar. Buenos Aires: Cabaut, 1933.
- Hogar y patria:, libro de lectura para 5º grado, Es el «Libro quinto» de la serie: *»Lecturas graduadas». – Incluye una «Carta Epílogo» del Dr. Ernesto Padilla, Buenos Aires, H.M.E., 1933.
- El reino de Dios, Buenos Aires: Santa Catalina, 1934.
- Oro, incienso y mirra, cuentos, 2.ª Edición, Buenos Aires, Cabaut y Cía., 1935.
- La belleza en la vida cotidiana, ensayos, Santiago de Chile, Ercilla, 1936.
- Lecturas, cuarto grado escolar, Buenos Aires, Cabaut, 1936.
- Iniciación literaria, Buenos Aires, H.M.E., 1937.
- Nociones de religión católica: catecismo único: mi primer libro de religión, [s.l.]: [s.n.], 1938.
- Viaje alrededor de mi infancia. ensayo Buenos Aires. Imp. López. 1938.
- Dios y yo, folleto 64p., Buenos Aires, El Libro, 1940.
- Catolicismo de Guerra, (Folleto, 16p.), Buenos Aires, 1942.
- Las mujeres y la vocación, Buenos Aires, Poblet, 1943.
- La vida en los sueños, Buenos Aires, Emecé, 1943, 1951.
- En torno a Léon Bloy: Algunos aspectos de la vida y la muerte de Léon Bloy, Biografías, Buenos Aires: Club de Lectores, 1944.
- Cura de estrellas, (máximas), Buenos Aires: Emecé, 1949.
- Viaje alrededor de mi infancia, Buenos Aires, Peuser, 1956. Cuatro ediciones.
- Poesías, prol. José Enrique Rodó y Alfonsina Storni, trad., (s.l.): (s.n.), (1920).
- Seis villancicos de navidad y reyes, (s.l.): (s.n.), (19–).
Traducciones:
Realizó traducciones de Guillaume Apollinaire, Louis Aragon, Georges Duhamel, Henri Michaux y Paul Éluard.
El 30 de marzo de 1952, moría en Alta Gracia Delfina Bunge de Gálvez. La escritora, casada con Manuel Gálvez, pertenecía a una típica familia de la clase tradicional porteña del siglo XIX, con un abuelo extranjero (el alemán Karl August Bunge) y los otros tres de vieja raigambre hispanocriolla. Sus dos abuelas, Genara Peña y Lezica de Bunge y Luisa Sanchez de Arteaga, eran muy amigas de Mariquita Sánchez, quien habla de ellas en cartas a su hija Florencia. Nacida en diciembre de 1881, empezó a escribir los treinta cuadernos de su diario cuando tenía 15 años y lo siguió haciendo, casi sin interrupciones, hasta su edad madura. Es este un testimonio lúcido, profundo y a la vez ameno de esos años cruciales en que se va gestando la nueva Argentina. Su niñez está relatada en Viaje alrededor de mi infancia, encantador libro de memorias que agotó cuatro ediciones (la última de Peuser en 1956). El diario es un documento único en la literatura argentina por la extensión de tiempo que abarca (1897 a 1920), la enorme cantidad de páginas que emplea (unas 10.000) las descripciones de usos y costumbres de fines y principios de siglo y la profundidad de sus observaciones. Igualmente atractiva es la pintura de personajes de la época (famosos o anónimos) como los viejos hermanos Anchorena, el general Mitre, sus amigas (entre las que ocupó Victoria Ocampo un lugar especial, reflejado en más de cincuenta cartas) o sus propios hermanos: Carlos Octavio el escritor, Augusto el futuro diputado socialista, Alejandro el economista precursor del MERCOSUR, Jorge, el fundador de Pinamar, etc. El «debut» literario de Delfina se realizó en forma casi accidental en 1904, cuando unas páginas de su diario, donde retrataba a jóvenes amigas, traducidas por ella misma al francés, resultaron premiadas en el certamen de Fémina, revista parisien muy leída por la sociedad poteña. Este primer éxito le valió casi tantos elogios como críticas cuando quisieron publicar su foto en la revista Caras y Caretas. «Esto hunde a una niña en sociedad», fue el comentario de alguno. La consecuencia mas perdurable de aquella distinción recibida en Francia fué conocer a Manuel Gálvez, tímido muchachito provinciano de 22 años, que fué a visitarla y pedirle el artículo premiado para publicar en la revista Ideas por él mismo dirigida. El mutuo enamoramiento hizo desistir a Delfina de una pretendida vocación religiosa, pero el noviazgo fué largo y difícil: mientras ella se reponía de una improbable tuberculosis en distintos lugares de las sierras de Córdoba y empezaba a escribir sus primeras poesías en francés, Gálvez viajaba a Europa y luego recorría el país por su cargo de Inspector de Enseñanza Secundaria. Todo este noviazgo está ampliamente tratado en su diario y en la abundante correspondencia que mantuvieron. Se ve allí la lucha entre el puritanismo victoriano de fin de siglo y los genuinos sentimientos que debían ser reprimidos o sublimados de acuerdo con los códigos de la pacata moral imperante. ¿Fué Delfina Bunge una rebelde para su tiempo? En cierto sentido si, como lo demuestra su ensayo Las mujeres y la vocación, escrito y publicado en la década del veinte o los artículos escritos para La Nación y otros periódicos, donde critica usos, costumbres y mentalidad vigente. Mantuvo sin embargo intacta su fe religiosa y su devoción por la vida de familia a la que asignó un papel fundamental en la formación del intelecto y el espíritu. Casamiento y maternidad no fueron un obstáculo en su vocación literaria. Por el contrario, recién después de casada comenzó a escribir y publicar sus primeros ensayos. De soltera solo había escrito poesía en francés y cuatro libros de lectura para primaria en compañía de su hermana Julia Valentina. Después de su casamiento, la imprenta Lemerre publicó en Francia en 1911 su primer libro, Simplement, que recibió elogiosos comentarios de poetas como Rubén Darío quien en una carta la llama «la prodigiosa señora de Gálvez». Algunas poesías de este libro fueron traducidas al castellano por Alfonsina Storni y publicadas en 1920 con prólogo de José Enrique Rodó. La experiencia de la maternidad le inspiró unas páginas tituladas El alma de los niños, que tuvo dos ediciones. En 1922 su ensayo Las imágenes del infinito, fué premiado en el concurso literario municipal. Esta obra dejó asombrado al filósofo Alejandro Korn, quien no podía creer que su autora no tuviera formales estudios universitarios. Ese mismo año había publicado con éxito Las mujeres y la vocación y al año siguiente El Tesoro del Mundo. En 1924 escribió el libro de cuentos Oro, incienso y mirra, ilustrado por Guillermo Butler y en 1926 Los malos tiempos de hoy. Le sucedieron otros ensayos sobre temas diversos: La vida en los sueños, Viaje alrededor de mi infancia, En torno a León Bloy, Cura de Estrellas, etc. Pero lo que mas repercusión tuvo fué el artículo sobre el 17 de octubre publicado el diario El Pueblo. Cantidad de suscriptores se borraron, el director debió renunciar y algunos conocidos llegaron a negarle el saludo por su actitud de comprensión hacia el nuevo fenómeno de masas iniciado en 1945. Según Félix Luna, su voz fué la única sensata. En ese momento de descontrol político-emocional ella habló con total objetividad sobre lo que estaba viendo desde su balcón de la calle Santa Fe: allí no había violencia ni resentimiento, solo rostros humildes, cansados y felices de ser protagonistas, por primera vez, en la gran ciudad que les volvía las espaldas.Junto a su amiga Guillermina Achaval, puso todo su entusiasmo y esfuerzo en la construcción de la gruta y capilla de Nuestra Señora de Lourdes, en las sierras de Alta Gracia que reúne actualmente a millares de devotos el 11 de febrero y es visitada por cantidad de turistas durante todo el año. En esas sierras que conocía y amaba desde su juventud, murió Delfina Bunge repentinamente el sábado 30 de marzo, durante las celebraciones por los 25 años de la consagración de la Capilla de la Gruta.
Semblanza publicada por su nieta Lucía Gálvez en LA NACION, 2002.