«Don Gonza», como lo llaman sus compañeros y profesores, estudia en Jujuy. Hace tres años empezó a estudiar porque se daba cuenta, que mucha gente se aprovechaba de su desconocimiento y de la plata de la jubilación.
A pesar de los achaques de la edad y de no contar con una computadora ni un celular, un jubilado de 70 años terminó el año como abanderado en la escuela de comercio José Ingenieros de Jujuy.
Él es «Don Gonza», el hombre más añoso del colegio, y quizás uno de los más mimados por los alumnos y profesores. Hace tres años empezó a estudiar por necesidad, quería aprender los números y hacer cuentas porque se daba cuenta de que mucha gente se aprovechaba de su desconocimiento y la plata de la jubilación no le alcanzaba para llegar a fin de mes.
Fue así que un día caminó las siete cuadras que separan su casa de la escuela, se anotó con la esperanza de aprender y superó las expectativas de todos. Por sus buenas notas, en el acto de fin de año fue el encargado de llevar con orgullo la Bandera de la Libertad Civil (es la enseña que creó Manuel Belgrano y que entregó al pueblo jujeño el 25 de mayo de 1813 en obsequio al honor y al valor demostrado en las batallas de Tucumán y Salta).
La escuela cuenta con tres turnos y una matrícula de 400 alumnos. «Don Gonza» estudia a la noche, junto a compañeros de todas las edades que lo recibieron con los brazos abiertos. «Entró con mucho entusiasmo, se adaptó y los jóvenes a él. Fue el segundo mejor promedio del curso, por eso fue abanderado. Esto no es un premio, es un reconocimiento a su esfuerzo y dedicación», contó orgullosa Patricia Duarte, directora de la escuela, en diálogo con Tn.
Este 2020 por el coronavirus, fue distinto para todos los alumnos del país pero en especial para «Don Gonza», que como no tiene computadora ni celular no pudo tener las clases virtuales. Pero se las ingenió para seguir estudiando con la ayuda de todos los profesores que le preparaban los trabajos y se los llevaban hasta su casa para que él no saliera.
Su historia:
Siempre trabajó en una finca y vivió en el campo. De chico perdió a sus padres y, a pesar de los obstáculos, pudo salir adelante. Consiguió la jubilación y lejos de descansar después de una vida de sacrificios, fue por más. Sus ganas de superarse lo llevaron a recibir los aplausos de toda la escuela el día del acto de fin de curso.
Cuando los profesores le dejaban la tarea, él les decía que volvieran en dos semanas a retirarla. Nunca se atrasó e hizo siempre la entrega en tiempo y forma. Su compromiso y voluntad tuvieron recompensa. Con su camisa y pantalón relucientes y perfectamente peinado, llevó la bandera y recibió la ovación de todos. Cuando pase la pandemia, «Don Gonza», podrá abrazar a sus compañeros y profesores.
Fuente: El Once