Alejandra Martino es docente en la Escuela Agrotécnica N° 327 «Victor Bigand» de Caseros, en el sur de Santa Fe. Se recibió de Técnica Agropecuaria en la misma institución, y ahora es profesora de Biología y encargada del área de Huerta.
La escuela, de 40 años, tuvo siempre una matrícula predominantemente masculina. Sin embargo, cuenta Alejandra, «año a año se observa un incremento en la cantidad de alumnas mujeres», incluso provenientes de pueblos cercanos – de 50 y hasta 100 km.
La docente asegura que las chicas trabajan a la par que sus compañeros. «Si tienen que ir a trabajar con las vacas van. Si tienen que vacunar, vacunan. Si tienen que trabajar con la pala, lo hacen». Y comenta que ella misma no hace ninguna diferencia entre géneros cuando sus estudiantes tienen que trabajar en la huerta.
Además, la institución cuenta con una directora mujer y un vice hombre, lo cual también proporciona un equilibrio de género desde la conducción.
Por otro lado, Alejandra asegura que la especialidad que brinda la escuela (Técnico en Producción Agropecuaria) permite tener una salida laboral inmediata y continuar estudios en Veterinaria e Ingeniería Agronómica, carreras cada vez más elegidas por las mujeres.
La experiencia como testimonio y aprendizaje
Las palabras de Alejandra son un importante testimonio de los cambios que está atravesando la Educación Técnico Profesional en relación a temas de géneros.
La incorporación de la perspectiva de género es hoy una línea de trabajo prioritaria para el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología a través del INET, y resulta fundamental conocer distintas voces que dentro de la modalidad puedan hacer esto posible.
La necesidad de sortear prejuicios y desigualdades resulta urgente. Derribando estereotipos de género, se busca que las escuelas técnicas sean espacios más amplios, diversos e inclusivos.
Fuente: Argentina