El 14 de Marzo de 1972 se promulgó la Ley 19524 y el Decreto 1531, referidos a Educación en las Zonas y Áreas de Frontera, de allí se lo fija como fecha conmemorativa.
La celebración fue instituida con la intención de exaltar la labor abnegada y llena de sacrificios de los docentes que trabajan en las escuelas de frontera.
«El Senado de la Nación DECLARA:
De interés educativo la conmemoración del «Día de las Escuelas de Frontera» que se celebró el día 14 de marzo, instituido por Decreto Nº 1531/72 del Poder Ejecutivo Nacional, en coincidencia con la aprobación de la Ley 19.524, sancionada el 14 de marzo de 1972, con el objeto de proteger y desarrollar las escuelas en zonas y áreas de frontera, fundadas con el propósito de que ningún argentino deje de asistir a clase, por más alejado e inhóspito que sea el lugar en que habite».
*- Compartimos una poesía de autor anónimo.
Por encima de los límites
dos niños se dan la mano,
porque más que dos amigos
ambos se sienten hermanos.
Suelen cruzar a jugar
de un lado, al otro lado,
sin dejar de ser por eso
argentino y boliviano.
¡Pueden ser dos patriotas
y sentirse dos hermanos!
Día de las Escuelas de Frontera, la educación posible hasta en lugares remotos
Inscriptas en el concepto de soberanía nacional, las escuelas de frontera posibilitan que la educación llegue, aún, a los chicos que habitan en los sitios más alejados. Estos establecimientos han significado en muchos casos el único recurso para poder estudiar al que tienen acceso niños y jóvenes de zonas con baja densidad poblacional.
En la Provincia de Buenos Aires, la delimitación de las escuelas que se encuentran en lugares extremos o lejanos, tiene otros orígenes. Son escuelas ubicadas en los límites geográficos naturales como, por ejemplo, el mar; o que se desempeñan en establecimientos educativos ubicados en tierras lindantes con otras provincias; o en los emplazados en límites interdistritales dentro de la misma provincia.
“Estas escuelas representan el tránsito entre culturas”, destacó el ministro de Educación bonaerense, Alejandro Finocchiaro, quien resaltó también que los establecimientos educativos de frontera cumplen con el objetivo de promover el arraigo de los alumnos en el medio y también con el desarrollo de capacidades que facilitan una inserción eficaz de los estudiantes en el mercado laboral zonal.
Homenajear a las escuelas de frontera con un día especial responde a la necesidad de evidenciar el respeto a la diversidad y reconocerlas como parte de un sistema educativo nacional para construir una identidad nacional.
El Día de las Escuelas de Frontera fue instituido para destacar el rol que desempeñan y a fin de protegerlas para que ningún niño, niña ni adolescente argentino deje de asistir a clase por más remoto que sea el lugar en el que habita. Se celebra el 14 de marzo en conmemoración a la promulgación de la Ley 19524, sancionada en el año 1972, y que tuvo por objeto atender la situación de estos establecimientos.
Fuente: ABC
Establecimientos educativos en Zonas de Frontera
En el artículo 4 del Decreto 253/18 se aprueba la cartografía oficial de Zonas de Seguridad y Áreas de Desarrollo de Fronteras elaborada por el Instituto Geográfico Nacional (IGN).
Mapa interactivo
Número de la Legislación: 19.524
Tipo: Decreto Ley
Estado: Modificado por 25170
Año: 1972
Carácter: Nacional.
Establece el régimen de escuelas de zonas y áreas de frontera. Las disposiciones de esta Ley son de aplicación en los establecimientos educativos de todos los niveles y modalidades, oficiales y privados reconocidos, situados en el territorio que el Poder Ejecutivo Nacional determine como zona y áreas de frontera, y que se creen o afecten al régimen que se aprueba por la presente Ley.
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En nuestro rico historial de recuerdos y homenajes, muchas fechas pasan desapercibidas para la mayoría, salvo para aquellos íntimamente ligados a los acontecimientos. Por ejemplo, cuantas personas recuerdan que los 14 de marzo de cada año se conmemora “El día de las escuelas de frontera”, a partir de la promulgación de la ley Nº 19.524 sancionada en el año 1972. En épocas de la lucha contra los pueblos originarios, mal llamados “indios”, cuyos malones asolaban gran parte del país revelados violentamente contra la usurpación de sus tierras y costumbres, se crearon por parte del gobierno los denominados “fortines”, que eran cuarteles militares extendidos en una línea para evitar las invasiones a territorios ya conquistados, a los que se denominó “Comandancias de frontera”.
A medida que se fueron ganando esos territorios, se poblaron de personas “invitadas” a explotar las tierras “robadas” a los indígenas y entregadas a terratenientes que engrosaron así su patrimonio personal. Con el paso del tiempo, debido a las distancias que separaban de los centros educacionales a los hijos de puesteros y peones, se hizo necesario poner en funcionamiento establecimientos educativos rurales, así nacieron “Las escuelas de frontera”. La Real Academia Española reconoce la palabra “frontera” no solo como límite o división territorial de dos Estados, sino lo coincidente con un accidente geográfico (ríos, montañas, llanos etc.), es decir lo rural. El espíritu de la ley 19.524 es “proteger y desarrollar las escuelas en zonas y áreas de fronteras, ya que ningún argentino debe dejar de asistir a clase, por más alejado e inhóspito sea el lugar donde habite”.
Estos establecimientos sufren de todas las carencias imaginables, desde la parte edilicia, la soledad, las distancias, las inclemencias del tiempo, los caminos intransitables y sobre todo de materiales didácticos que en muchos casos adquieren los mismos docentes con su peculio personal, que aunque injusta, es la voz de su vocación que los llama a cumplir la misión más allá de los medios. Generalmente concurren niños de bajos recursos que a pie, a caballo, en bicicletas, en carros o en botes para cruzar caudalosos ríos, recorren largas distancias para llegar a la escuela. En la mayoría de los casos tienen un solo docente para todas las materias y los grados, los cuales suelen vivir toda la semana en la misma escuela lejos de sus seres queridos o bien recorren tanta distancia como sus alumnos, padeciendo iguales penurias.
En muchas de estas escuelas se cumplen horarios extendidos, es decir de 8 a 16 horas, por lo que se les provee las comidas principales del día. No sólo aprenden las materias básicas de la educación asignada, sino que aprenden a labrar la tierra, a crear huertas, criar animales para su propia subsistencia. Nuestras “Escuelas de frontera” son rincones olvidados de la Patria, salvo por los que las necesitan y utilizan. Este 14 de marzo las recordemos aunque sea en nuestros corazones, una manera de rendir homenaje a estos héroes de la educación Argentina.
Mapa interactivo con las escuelas de frontera que mantiene y construye la ONG «ACAS» (clic en la imagen)
El 14 de Marzo se estableció como el Día de las Escuelas de Frontera, a través de la promulgación de la Ley 19524, sancionada en 1972. Con esta herramienta se buscó proteger a estas escuelas, y garantizar que ningún argentino deje de asistir a clase por más alejado e inhóspito que sea el lugar en que habite. En la actualidad existen aproximadamente unas once mil escuelas en zonas aisladas y de frontera, las cuales cumplen una tarea fundamental para la conformación del Estado y la Ciudadanía.
En general estas escuelas cuentan con un solo maestro o maestra a cargo de todos los grados, quienes no sólo enseñan a leer y escribir, sino también a trabajar la tierra y a criar animales, les brindan la alimentación básica a los niños -que en muchos casos es la única que pueden recibir- y pasan allí todo el día. Es muy común que queden al cuidado de los niños días enteros, ya que viven tan lejos que infinidad de veces las condiciones climáticas obligan a los pequeños a pernoctar y hasta a pasar temporadas enteras sin poder regresar, y cuando regresan lo hacen con gran sacrificio, a caballo, a lomo de mula, en burro ó a pié.
El establecimiento de este día y su recordación son una obligación moral para toda la sociedad civil, ya que su simple conmemoración ayuda a sembrar conciencia sobre esta problemática, y permite alimentar la virtud de la generosidad y el compromiso. Muchas veces la falta de cercanía no nos permite visualizar las dificultades a las que a diario se ven sometidas por sus propias geografías, además del olvido que frecuentemente les dispensan los entes gubernamentales.
En la Argentina hay millones de chicos que cada mañana viajan un promedio de 30 minutos en el micro escolar o en colectivos de línea para ir a la escuela. Otros tantos se suben a su bicicleta o caminan unos 5 ó 10 minutos con el mismo objetivo. Y algunos otros se suben todavía un poco dormidos al auto de sus padres, que los llevan hasta el colegio. En alguna de estas situaciones cuadra la realidad de la gran mayoría de los alumnos de nuestro país, donde la educación primaria es obligatoria, y suele impartirse en escuelas de jornada simple o completa.
Sin embargo, existe también esta otra realidad paralela, menos usual, menos conocida, pero igual de real, en la que cientos de miles de niños argentinos concurren todos los días a diferentes tipos de escuelas no convencionales, como por ejemplo:
- Escuelas Hogares: para niños en edad escolar pertenecientes a familias con graves problemas socio-económicos, que reciben educación integral en régimen de internado.
- Escuelas Hospitalarias: destinadas a niños que permanecen internados en hospitales, para mantenerles la escolaridad.
- Escuelas Domiciliarias: se dictan clases en hogares de niños y adolescentes con problemas físicos (transitorios o permanentes) que les impiden la concurrencia a la escuela.
- Escuelas de Frontera: pertenecen a la jurisdicción provincial y su propósito es el desarrollo, promoción prioritaria e integración plena de esas jurisdicciones a la vida nacional, según establece la Ley Nº 19.524.
Precisamente, el “Día de las Escuelas de Frontera” fue instituido para proteger y desarrollar las escuelas en zonas y áreas de frontera.
A lo largo de las extensas fronteras de nuestro país (9.376 kilómetros) existen alrededor de 11.000 escuelas (contemplando no sólo aquellas ubicadas estrictamente en zonas fronterizas, sino haciendo extensiva la consideración a un área un poco más amplia, incluyendo las llamadas escuelas rurales -que en todos los casos están alejadas de zonas urbanas-).
Estos establecimientos educativos suelen estar en zonas aisladas y de acceso un tanto complicado, y muchos de los alumnos que concurren a ellos deben recorrer enormes distancias, todos los días, para poder acceder a su educación básica.
Es justo destacar que estas escuelas difícilmente podrían subsistir sin la profunda vocación y el enorme cariño de los docentes, que en muchos casos más que maestros parecen los padres de sus alumnos, y se encargan de todas las tareas y necesidades de la vida en los establecimientos: comidas, vestimenta, útiles, mantenimiento, salud. Y ellos pasan carencias, dificultades e incomodidades a las que no estamos acostumbrados los habitantes de las grandes urbes.
Fuente: UniversalMedios
Como correlato es justo destacar que también en Argentina existen muchas acciones individuales y organizaciones solidarias para con estas escuelas, entre las que se destaca la Asociación de Padrinos de Alumnos y Escuelas Rurales, APAER. Y también la ONG Asociación de Clubes Argentinos de Servicio, ACAS.